Una mirada afirmativa
de la sexualidad,
vista a la luz del amor.

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¿Alguna vez te has preguntado cómo afecta a tu cerebro realmente el consumo de pornografía? ¿Y a tus relaciones? ¿Y a tu visión del mundo? En el contexto actual, donde la pornografía está fácilmente accesible a través de internet, es crucial explorar las implicaciones de su consumo. Aquí, examinaremos tan solo tres consecuencias negativas del consumo de pornografía. Consideraremos los aspectos neuronales, relacionales y filosóficos. Además, incluimos, al final del artículo, las referencias a los estudios científicos o documentos.

1. Alteración de la plasticidad cerebral

Investigaciones recientes han demostrado que el consumo regular de pornografía puede tener efectos perjudiciales en la estructura y función del cerebro. La pornografía activa los mismos circuitos neuronales que las drogas adictivas. Libera dopamina en el cerebro y crea un ciclo de búsqueda de gratificación. 

Esta sobreestimulación puede conducir a la desensibilización, lo que significa que se necesita más pornografía o contenido más extremo para alcanzar el mismo nivel de excitación. Estudios como el realizado por Kühn y Gallinat (2014) han encontrado una disminución en la materia gris en áreas del cerebro asociadas con el control de los impulsos en personas que consumen pornografía con frecuencia.

2. Distorsión de la intimidad y las relaciones interpersonales

La pornografía promueve una visión distorsionada de la sexualidad y la intimidad. El cuerpo humano no es algo que tenemos, como si fuera un accesorio. Por el contrario, es expresión de nuestra persona y nuestro valor. Por lo tanto, tiene un significado intrínseco y sagrado. Es así que su uso (o abuso) en la pornografía como un objeto de gratificación sexual trivializa esta realidad.

 El consumo regular de pornografía puede dificultar la formación de relaciones íntimas auténticas, ya que fomenta una mentalidad consumista y despersonalizada hacia los demás. Estudios como el realizado por Perry y otros autores (2018) han encontrado que el consumo de pornografía está asociado con una menor satisfacción en las relaciones románticas y una disminución en la intimidad emocional.

3. Desintegración de la dignidad humana y la trascendencia

Desde una perspectiva filosófica, el consumo de pornografía socava la visión única sobre la dignidad humana, visión que nos permite ver el valor intrínseco de la persona y el amor que ella merece. En la Teología del Cuerpo, el Papa San Juan Pablo II enseña que cada persona es un ser único e irrepetible, creado a imagen y semejanza de Dios. Por lo tanto, merece ser tratado con respeto y dignidad. 

La pornografía, al reducir a las personas a meros objetos de placer, niega esta dignidad inherente y perpetúa una visión utilitaria y materialista de la sexualidad humana. Además, al centrarse exclusivamente en la satisfacción física, aleja a las personas de la búsqueda de la trascendencia y el significado más profundo de la sexualidad humana.

***

En conclusión, el consumo de pornografía nos pone delante de una especie de lentes que dificultan, oscureciendo, nuestra capacidad de ver. No nos permite ver la realidad del ser humano tal y como fue creado. Tampoco, el amor del que es merecedor. Es por ello que es tan fundamental volver a una visión personalista de la sexualidad humana, como la presentada por San Juan Pablo II. Este modo de ver la sexualidad eleva el cuerpo al nivel de la persona. Nos permite ver que cualquier ataque al cuerpo es un ataque a nuestra dignidad. Como afirma el último documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, tenemos una dignidad infinita, fruto de haber sido creados a imagen y semejanza de un Dios que nos ama infinitamente.

Referencias

Kühn, S., & Gallinat, J. (2014). Brain structure and functional connectivity associated with pornography consumption: The brain on porn. JAMA Psychiatry, 71(7), p. 827-834. 

Perry, S. L., Cavanaugh, L. E., & Grov, C. (2018). Understanding the role of pornography in the sexual lives of men: Protocol for a mixed methods study. JMIR Research Protocols, 7(3), p. 69. 

Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe «Dignitas infinita sobre la dignidad humana», 08.04.2024, disponible en: https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2024/04/08/080424c.html

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No es un secreto y, de hecho, mis colegas ginecólogos seguro estarán de acuerdo conmigo en que la infertilidad es un síntoma cada vez más común. Los cambios que han ocurrido a lo largo de los años y, particularmente, en la última década, han generado múltiples alteraciones temporales o permanentes en la fertilidad femenina y masculina. 

Estas alteraciones dificultan la búsqueda del embarazo. Así, entre ellas se encuentras: los desequilibrios hormonales por disruptores endócrinos, las enfermedades metabólicas debidas a los hábitos no saludables del estilo de vida (alimentación rica en azúcares y carbohidratos, falta de ejercicio, etc.), las patologías ginecológicas que afectan la ovulación, la cavidad intrauterina, la permeabilidad de las trompas de falopio y/o la producción de moco cervical; y la exposición constante a toxinas ambientales y campos electromagnéticos, Dichas alteraciones han  ocasionado, sin duda alguna, un impacto significativo en la salud procreativa. 

Anticoncepción y fertilidad

Hay un factor poco mencionado que inhibe la fertilidad femenina temporalmente: los anticonceptivos hormonales. Realmente pueden ser disruptivos, incluso, después de su suspensión. Como ginecóloga, me parece fundamental que, si una pareja toma la decisión de usar estos anticonceptivos, sepa, exactamente, los efectos adversos agudos (el folleto gigante de letra pequeña de síntomas secundarios que te resumo en el anexo). Estos son afecciones en la salud que se pueden generar a corto o mediano plazo. Otra consecuencia, además, son las repercusiones que puede tener para laa fertilidad en los años venideros y en la vida futura. Este conocimiento es lo único que garantiza que realmente puedan tomar decisiones libres.

En los últimos años de mi práctica como ginecóloga, se ha hecho cada vez más evidente la no existencia de lógica en el bloquear por unos años la fertilidad para después buscar que retorne inmediatamente cuando así se desea. Nuestros cuerpos femeninos no se apagan y prenden como un interruptor. Hay mucho para decir sobre lo que esta supresión hormonal implica en el lenguaje del cuerpo durante el acto sexual entre los esposos y en nosotras. Sin embargo, nos negamos con estos anticonceptivos parcialmente a lo que somos y a la integración de nuestra ciclicidad inscrita en la naturaleza femenina. La ciclicidad es constitutiva de nuestro cuerpo, psique, sociabilidad y espiritualidad. En este artículo, me enfocaré meramente en los componentes que afectarán la fecundidad biológica (fertilidad).

Efectos de los anticonceptivos en la fertilidad

La anticoncepción hormonal puede ser combinada, con estrógenos y progestágenos. También puede ser simple, sólo progestágenos. Es prescrita en múltiples vías de administración: oral, mediante anillo vaginal, inyectables, por DIU hormonal o mediante implantes bajo la piel.

La anticoncepción combinada, en cualquiera de sus variantes, dificulta el desarrollo folicular y, en teoría, impide la ovulación. No obstante, con los anticonceptivos más modernos se ha disminuido mucho la dosis de estrógenos, por lo que el desarrollo folicular puede darse, en ocasiones presentándose la ovulación y la consiguiente fecundación. Así, al encontrarse el embrión con un endometrio atrófico (muy delgado) que no le permite implantarse, ocurrirá un aborto indirecto. También, la anticoncepción combinada provoca que el moco liberado por el cuello uterino sea siempre infértil. 

Por su parte, la anticoncepción simple no impide la ovulación. Actúa espesando el moco cervical infértil y alterando el endometrio atrofia y el movimiento de las trompas.

A continuación, explico claramente las consecuencias en los diferentes elementos de la fertilidad femenina de la anticoncepción hormonal, tanto combinada como simple, durante e incluso por un tiempo variable posterior a la suspensión de estos (meses para las alteraciones ováricas, tubáricas y endometriales y, años para aquellas a nivel vaginal y cervical).

1- A nivel ovárico

A nivel ovárico se da una interferencia con el mecanismo ovulatorio, al alterar el desarrollo folicular y la ruptura del folículo. Esto se traduce en una fase lútea o postovulatoria corta (por ovulación imperfecta y una deficiente formación del cuerpo lúteo) asociada con abortos espontáneos tempranos y con un típico patrón mucoso  fértil ausente o alterado (por ovulación y/o producción de moco defectuosas) que no permite la fecundación (el moco fértil es fundamental para la capacitación de los espermatozoides). 

2- A nivel endometrial

A nivel endometrial, por la progestina que contienen los anticonceptivos, el endometrio (capa interna uterina) se encuentra atrófico (muy delgado) lo que impide que se soporte y mucho menos que permita la implantación embrionaria. Esto se manifiesta con sangrado menstrual escaso, sangrado pre-ovulatorio irregular y goteo en fase lútea anormal (segunda fase del ciclo).

3- A nivel vaginal

A nivel vaginal, en la fase lútea, bajo la influencia de la progesterona, las bolsas de Shaw desecan el moco cuando atraviesa la vagina, pero este mecanismo se daña al no presentarse esta reabsorción (lo que lleva a flujo constante)  o que no este sincronizada con los cambios en el patrón mucoso fértil por lo que el moco se seca excesivamente en la parte inferior de la vagina. Así, se vuelve difícil detectar su presencia en la vulva y que  no se evidencie el comienzo del síntoma mucoso (vital para identificar el periodo fértil con precisión, específicamente el momento periovulatorio, tiempo en el que se deben dirigir las relaciones sexuales para la búsqueda del embarazo).

4- A nivel tubárico

A nivel tubárico, normalmente nuestras hormonas controlan el sensible mecanismo del movimiento del embrión por las trompas hacia el útero, pero las hormonas sintéticas alteran esta sincronización al hacer el pasaje del embrión muy lento. No llegua al endometrio si no que se implanta en la trompa (embarazo ectópico tubárico) o se acelera el pasaje del embrión a través de la trompa llegando al útero demasiado temprano, fuera de la ventana de implantación, lo que ocasionará un aborto temprano.

5- A nivel cervical

A nivel cervical, la anticoncepción hormonal ocasiona un crecimiento excesivo de las células productoras de moco “G” en la parte baja del canal cervical (moco infértil) o pueden atrofiar las células P y S que son las que producen el moco necesario para la vitalidad y el transporte espermático. Las mujeres que experimentan esto verán trastornos del moco a lo largo del ciclo o ciclo seco (moco ausente). De hecho, Erik Odeblad, médico sueco quien estudió por más de cincuenta años el moco cervical estableció: «el embarazo rejuvenece el cérvix 3 o 4 años y, por cada año de tomar la píldora, el cérvix tiene un año de más», es decir, la pastilla anticonceptiva acelera el proceso de envejecimiento natural del cérvix.

Anexo:  posibles fectos adversos agudos de los anticonceptivos

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Siendo esto así, es completamente evidente cómo los anticonceptivos no sólo tienen evidentes efectos deletéreos para la fertilidad de los esposos, sino que desencadenan una clara distorsión de la ciclicidad femenina, completamente ausente durante su uso y con disrupción variable en extensión y temporalidad después de dejarlos, de acuerdo con la particularidad de cada paciente.

Entonces, como sociedad, debido a estas consecuencias, deberíamos preguntarnos: ¿alterar la fertilidad por años para luego restaurarla? Es momento de contemplar otras alternativas para posponer el embarazo cuando sea necesario por circunstancias graves. Una de ellas es el reconocimiento de la fertilidad. También, es tiempo de considerar distintos tratamientos para las patologías ginecológicas, como la medicina funcional y la naprotecnología, con suplementación y reemplazo hormonal natural, dejando la terapia hormonal sintética para aquellos casos específicamente complejos. Llegó la hora de que nos embarquemos en una era post-anticonceptiva por el bien de la salud femenina, de la vida humana, de la dignidad de las mujeres y los hombres, es decir, de toda la humanidad.

Bibliografía: 

Carbajal, J. et al; Eficacia y efectos adversos de anticonceptivos hormonales. Estudio comparativo. Rev Med Inst. Mex. Seguro Soc. 2008; 46 (1): 83-87

Dr. John y Evelyn Billings. Enseñanza del Método Billings Parte 2: Variaciones del ciclo y salud reproductiva. WOOMB Internacional, 2016

El método de ovulación de billings después de la anticoncepción. Unidad 7. WOOMB Internacional.

Organización Mundial de la Salud y Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health. Family Planning: A Global Handbook for Providers. 2022 edition (en inglés). https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/260156/9780999203705-eng.pdf?sequence=1.

Romero, E. et al. Los métodos anticonceptivos: tipos, eficacia, riesgos. https://www.reproduccionasistida.org/metodos-anticonceptivos/

Situaciones Especiales II: Stress, Pospíldora e Infertilidad. IVAF 2020

La autoestima es un tema que ha sido difícil de abordar. La tendencia es a irse a dos extremos. 

En un extremo, te dicen que pienses solo en ti: solo importas tú y lo que te haga feliz. Desde esta perspectiva, mereces todo por el simple hecho de existir. Esta postura basa la valoración personal en la búsqueda del placer y en el egoísmo. Promueve que nos alejemos de toda persona que no nos complazca y de todo lo que genere sufrimiento. En el otro extremo, están quienes consideran que solo eres un miserable pecador indigno. Desde este foco, se confunde el ser humildes con el autodesprecio. Se piensa que no valemos nada. 

Ninguno de estos extremos es saludable. No es correcto rebajar nuestra dignidad, pero tampoco endiosarnos a nosotros mismos. Lo sano sería, entonces, buscar un punto medio. Sería tratar de encontrar un equilibrado afecto y una armónica valoración personal. Es por ello que yo prefiero el concepto de “valoración personal” en vez del de “autoestima”. Aquí te comparto tres tips para desarrollar, por lo tanto, la valoración personal.

Reconoce tu grandeza y tu miseria

Santa Teresa decía que “la humildad es andar en la verdad”. La verdad es reconocer que en nosotros hay una pequeñez, una miseria y una naturaleza herida que tiende a hacer lo que no conviene. También, es cierto que tenemos una enorme dignidad como seres humanos. La tenemos porque Dios nos elevó desde la condición de esclavos a la dignidad de ser sus hijos amados. Así, el centro no somos nosotros mismos, sino Dios.

Por eso, es importante que trabajes en conocerte a ti mismo. Es necesario que conozcas tus talentos, tus virtudes, tus valores, tu temperamento y tus fortalezas. Todo eso viene de Dios. No tienes nada que no te haya dado Él. El amor propio jamás debe ser mayor que el amor que se le da a Él. 

A su vez, debes conocer las heridas emocionales y los traumas que hay en tu historia, tus necesidades y tus debilidades. No debes minimizarlas ni maximizarlas. Esto es necesario para que puedas trabajar en ellas sin abandonarte. Además, para que no te coloques por encima de los demás ni desprecies sus necesidades. 

Trabaja en las heridas emocionales que lastimaron tu dignidad

Las heridas emocionales se caracterizan por distorsionar nuestra identidad. Nos dicen mentiras identitarias como, por ejemplo: “yo no valgo”, “no soy suficiente”, “nadie me va a querer”, “me voy a quedar solo”, “tengo que tener todo bajo control”, “debo ser perfecto”, “si digo que no, me rechazarán”. Una infinidad de pensamientos distorsionados y catastróficos interfieren en nuestro día a día. Impactan en la forma como nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Hacen que, también, nosotros lastimemos a otros con nuestras heridas. 

Igualmente, estas experiencias dolorosas causan que construyamos mecanismos de defensa para protegernos del dolor. Así, evitamos el sufrimiento. Buscamos amor donde no debemos. Nos refugiamos en adicciones. Usamos a los demás. Nos comportamos de modo egoísta. También, por el contrario, podemos llegar a ser demasiado complacientes y compararnos con los demás. Todas estas son defensas.

Por eso, es importante dejar de vivir como si nada pasara.  No podemos hacer como si la herida no existiera o como si se fuera a sanar sola sin que tengamos que esforzarnos. Dios nos ha dado ayuda desde el plano médico, psicológico y espiritual. Recurre a esta ayuda. Además, Dios te revela cuál es tu verdadera identidad: “y una voz que salía de los cielos decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco»” (Mateo 3,17).   

Sé agradecido y aprende a perdonar

Debido a su naturaleza herida, el ser humano es un eterno insatisfecho. No terminamos nunca de estar conformes con nada y siempre queremos más. Por eso, es importante que aprendamos a ser agradecidos, a valorar lo que nos ha sido dado. Es necesario, también, que agradezcamos por las personas que nos rodean, incluso en medio de las dificultades. 

De igual manera, perdonar es indispensable para tener un amor sano hacia nosotros mismos y hacia los demás. Nadie dice que perdonar sea fácil, pero debemos poner los medios para conseguirlo. De esta forma, lograremos tener una vida saludable en todos los aspectos. Guardar rencor, por el contrario, no ayuda. El rencor nos enferma física, psicológica y espiritualmente. 


Entonces, estos son los tres tips: reconoce tu grandeza y tu miseria, trabaja en las heridas emocionales que lastimaron tu dignidad y sé agradecido y aprende a perdonar. Así, serás capaz de encontrar un equilibrado auto afecto y una armónica valoración personal.

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