El amor es servicio y, definitivamente, construirlo, compartirlo y vivirlo con la pareja es una experiencia que no solo es para dar al otro, sino para alimentar y fortalecer los vínculos afectivos y relación con Dios.
Ten en cuenta que un apostolado es parte del fortalecimiento y construcción de una relación sana en el noviazgo o en el matrimonio. Los espacios construidos para darse a los demás nos permiten tener un mayor conocimiento del otro, conocer los dones que Dios le dio, sus talentos, su capacidad y habilidad para hacer ciertas tareas, que te permiten valorarlo, amarlo y admirarlo.
¿En qué te ayuda el apostolado en tu relación?
- Conocer al otro y conocerte a ti mismo.
- Reconocer el buen equipo que pueden ser para darse a otros, aún cuando cada uno tenga talentos distintos, el amor les hace unirse y complementarse.
- Alimenta su relación con Dios siendo uno con Él.
- Fortalece las propias luchas con su carácter, emociones y personalidades.
- Crecen espiritual y personalmente.
- Incrementar los momentos de alegría, compartir y cercanía.
Te comparto algunas ideas de apostolado que puedes hacer en pareja:
- Visitar y orar por los enfermos.
- Rezar el rosario en hogares.
- Cantar y alabar a Dios juntos si tienen el talento de la música.
- Cocinar y preparar comidas para los desamparados.
- Crear contenidos digitales donde puedan evangelizar a través de temas que tenga en común.
- Hacer obras de caridad.
- Poner al servicio las habilidades que tienen, no necesariamente en común, sino aquellas que pueden complementarse entre sí.
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Considera importantísimo establecer una conversación con tu pareja, donde puedan juntos proponer formas y maneras de compartir un apostolado: qué desean hacer, cuánto tiempo esperan dedicarle, cuál es el objetivo del mismo y, por supuesto, recuerden no perder el sentido de un apostolado que es propagar el Reino de Cristo a toda la tierra.