Todos tenemos algo de nuestro cuerpo que no nos gusta. Por ejemplo, desearíamos ser más delgados o subir de peso, tener las piernas distintas, marcar nuestro abdomen, ser más altos o más bajitos, o cambiar algo de nuestra cara: la nariz, los dientes, las orejas, el pelo.
Eso sin duda nos hace sentirnos mal con nosotros mismos, afecta directamente nuestra autoestima, no nos sentimos suficientemente valiosos y sentimos vergüenza. Así, muchas veces terminamos esforzándonos por llegar a esa belleza tan esperada y vendida por los medios de comunicación. Esta situación puede generar dos problemas: 1) alejarse de el amor propio y 2) buscar aceptación en los demás —cuando muchas veces lo único que se recibe son críticas.
Para poder amar nuestro cuerpo tal y como es, debemos trabajar en la autoaceptación y dejar la aceptación de los demás a un lado. Aquí les comparto tres consejos para hacerlo:
1. Ten cuidado con las redes sociales
Cada vez existen más filtros o aplicaciones que te ayudan a editar tus fotos y convertirlas en esa “belleza” tan esperada por todos. ¿Eres consciente de esto? Te invito a que veas tu redes sociales y veas en qué medida andas comparándote con los demás —el cuerpo de los demás con el tuyo—, pues esto puede terminar afectando gravemente tu autoestima.
Te recomiendo que revises qué cuentas sigues y puedas determinar si esas cuentas te están ayudando o no a amarte más. Muchas cuentas nos alejan de nuestro propio “yo” porque imponen una belleza no natural y nos llevan a compararnos con otros. Además, las redes sociales nos llevan a prestarle una atención desmedida a la voz de otros —a través de sus comentarios y el número de Likes—, en vez de escuchar nuestra propia voz.
No permitas que el número de comentarios y de Likes defina tu valor ni tu belleza: eso lo defines tú. Está en ti darle poder o no a las redes sociales respecto a aquello que te da valor.
2. Amar tu cuerpo no es lo mismo que conformarse
Muchos me han preguntado esto: ¿Está mal querer mejorar mi cuerpo? ¿Esto no va en contra de amarlo tal como es? Por supuesto que no. Parte del amor propio es cuidar tu cuerpo, mantenerlo sano haciendo ejercicio y comiendo saludablemente. Esto sin duda llevará a que mejores tu cuerpo tanto en lo interior como en lo exterior.
Quiero compartirte un dato que mi hermana, que es nutricionista, me ayudó a entender. Todos tenemos un factor genético que nos marca; es decir, si mi mamá es bajita y la forma de su cuerpo es de tipo manzana, es muy probable que yo también sea así. Ante este factor no podemos hacer nada. Es aquí donde entra el trabajo de aceptación. Ahora bien, sobre esta base sí podremos trabajar ciertas cosas (Ej. haciendo ejercicio), pero siempre reconociendo que hay una base que no podemos cambiar y que simplemente tenemos que aceptar. Al aceptarla sentimos una mayor libertad.
3. Actitud positiva y paciencia
Recordemos que todo en la vida requiere tiempo. Llegar a amar mi cuerpo tal y como es —sobre todo aquellas partes que no me gustan— es un proceso. Por eso mismo es importante que seas paciente y no seas tan severo contigo mismo. Evita tener un diálogo interno negativo y decirte cosas como: “Qué gordo eres”, o “eres horrible, nadie te quiere”. Nosotros somos nuestro juez más crítico y solemos ser muy duros. ¿Qué te parece si en lugar de decirte esto te dices —o escribes— al día 3 características que te gusten de tu cuerpo? Es necesario enfocar nuestra atención y energía en lo positivo y no solo en lo negativo.
Ayuda mucho el ser agradecido, sobre todo con aquellas partes de tu cuerpo que no te gustan. Por ejemplo, si no te gustan tus piernas, de ahora en adelante agradece por la función que cumplen, porque gracias a ellas puedes caminar e ir de un lugar a otro. Este ejercicio lo puedes hacer con cualquiera de las partes de tu cuerpo.
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Espero que estos consejos te hayan servido. Recuerda que no somos perfectos: no hay una “belleza perfecta”, solo “bellezas únicas”. Resalta tu belleza única, ámate y valora lo lindo que solo hay en ti. Para más consejos, puedes seguirme en @unapropuestadeamor.