¿Es acaso el sexo una realidad distinta al hombre? ¿Cuándo el objeto formal de una ciencia se traslada al material? ¿Por qué la gente vende con el sexo pero esconde a la persona? ¿Cuándo el sexo se volvió “contra” o “a pesar de” el individuo? Estos interrogantes, entre otros, nos dan pie para, en este artículo, poner sobre la mesa algunas realidades de nuestro día a día que es clave revelar.
El sexo promete mucho, pero cosecha poco
El amor erótico siempre es ungran prometedor. Nos asegura alcanzar la felicidad. Pensamos que con el sexo cualquier problema de la pareja se resolverá como por arte de magia. Cómodamente descansamos sobre esa arena movediza vincular.
Sin embargo, existe una realidad que no se menciona en la actualidad. Diríamos que es escondida por las corrientes contraculturales que promueven la pornografía en las pantallas grandes y chicas: la persona.
Hoy en día se habla de sexo por todos lados. Las publicidades lo consideran como un gran aditivo para vender más aún. Surgen, incluso, disciplinas para analizar los comportamientos sexuales del ser humano.
Las mentes menos influenciadas por el auge del sexo, como producto contra el individuo, pueden hacerse algunas de las preguntas mencionadas en la introducción de este artículo. Sin embargo, ¿hallarán respuesta en “lo humano” o deberán orientarse a “lo divino”?
¿Una lectura marxista de la sexualidad?
Hacia 1867 surge El Capital de Marx como una obra clave que acusa el desgaste del proletariado por la burguesía y la exageración de la plusvalía. El origen de este libro es la revolución industrial embebida del espíritu capitalista liberal y de una mala organización estatal.
La crítica -encabezada por Engels- estaba vaticinada por el Manifiesto Comunista de 1848. Proponía una lectura histórica de las injusticias sociales y del empobrecimiento del obrero. Sostenía que la plusvalía acentuaba el hecho de que la mercadería se volvía contra el trabajador en post de enriquecer al empleador. Así, surge el fenómeno de la alienación. Como consecuencia de la alienación, se sesgaba la economía en favor del empleador.
En la época contemporánea ha sucedido algo muy similar al fenómeno de la alienación, pero con el sexo
Así como el burgués acumulaba para sí los medios de producción, las corrientes ideológicas privan, hoy en día, de las manos de los hombres, la verdad sobre el acto sexual. Entonces, del mismo modo como el burgués alienaba el producto de sus manos a los trabajadores, y lo hacía con el fin de sesgarlo a su favor, hoy las ideologías empaquetan en productos “lego”, encastrables y desencastrables, para sesgar la visión integral sobre la persona. Alienan la verdad de la unión sexual y su tesoro.
En el proceso, actualmente, se lucra con las heridas que provoca esta privación de la verdad sobre la persona. Pareciera ser que los seres humanos actualmente, en el mundo occidental no saben qué es el sexo y que se les debe enseñar. Aparentemente se debe enseñar lo que es el sexo como alos niños que no pueden utilizar el cuchillo ynecesitan, por este motivo, que les cortemos la comida. Se genera así una dependencia. Unos dependen de los otros, como una cierta apropiación ilícita a nivel natural.
Así es como el achaque ideológico provocó en las mentes actuales la cerrazón frente a lo natural. Todo es reducido a una “técnica” que debe ser enseñada, aprendida y practicada para alcanzar la mayor eficacia posible. Vemos a especialistas que deben observar el “sexo” como objeto de estudio para “repararlo” y devolverlo a sus “dueños”.
De hecho, obsérvese el uso del lenguaje: no es “acto sexual” sino “sexo”. Es decir, no es visto como una relación interpersonal. No es una característica de los esposos lo que prevalece bajo la lupa. No se los ayuda a amarse en la entrega corporal. ¡Se extirpó la dimensión humana del “sexo”! ¡Se construye, de este modo, una mentira!
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El amor erótico siempre es ungran prometedor. Hoy en día se habla de sexo por todos lados. Pareciera ser que los seres humanos actualmente, en el mundo occidental no saben qué es el sexo y que se les debe enseñar. Se genera así una dependencia. ¡Se extirpó la dimensión humana del “sexo”! Las corrientes ideológicas privan, hoy en día, de las manos de los hombres, la verdad sobre el acto sexual.