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¿Es malo si no discutimos?

Las discusiones son comunes en una relación, más aún en una pareja, por ser este vínculo el más significativo que podemos tener. Sin embargo, ¿qué sucede cuando nunca discutimos? ¿Es esto un signo de un vínculo saludable o, por el contrario, podría ser una señal de alerta? Si estamos iniciando una relación romántica con alguien, es normal que no haya conflictos porque buscamos mostrar nuestro mejor lado. Por ello, si la relación se está afianzando tendemos a pensar que una pelea es una muestra de que no vamos bien. En este artículo, exploraremos por qué la ausencia de discusiones en una relación puede, en cambio, ser motivo de preocupación. ¡Veamos!

1- Ignorar las diferencias

    No hay ninguna pareja que tenga la misma opinión sobre todos los temas, porque no hay dos seres humanos idénticos. Las diferencias traen conflictos y éstos pueden llevar a una pelea. Cuando, en cambio, una pareja no discute jamás, es posible que estén evitando que esos conflictos se expresen y se prefieran callar, o para no hacer daño al otro o por no arriesgarse a pasar un mal rato.

    Es crucial que las parejas encuentren armonía mediante la expresión sincera de sus pensamientos y sentimientos. Hay que honrar la individualidad de cada persona y esto implica aceptar que es natural tener diferencias y que debemos respetarlas. Ellas, lejos de separarnos, pueden aportar distintos puntos de vista que nos lleven a una solución: sumar y no dividir.

    2- Falta de honestidad

    Cuando una pareja siempre está de acuerdo y nunca discute, puede ser un indicio de que no son completamente honestos entre sí. No contradecirnos parece positivo a primera vista, pero si esto significa reprimir la propia voz por temor a una mala reacción por parte del otro, entonces, la relación podría estar construida sobre el miedo y no sobre el amor.

    Conocernos implica ser abiertos en cuanto a lo que vivimos, pensamos o sentimos. Una relación basada en la honestidad es más fuerte y duradera, ya que permite trabajar juntos en los problemas y fortalecer la confianza entre ambos. 

    Aunque no coincidamos siempre, podemos llegar a acuerdos. La palabra acordar viene del latín accordāre, de ad y cordis(«traer al corazón» o «unir los corazones»); es decir, aunque sean dos músculos cardíacos distintos, que latan al unísono.

    3- Falsa tranquilidad 

    Una frase que puede destruir una relación, según el psicólogo Jeffrey Bernstein, es «no te preocupes, lo resolveremos». Esta frase no se refiere al hecho de que, si hay amor, hay esperanza. Más bien, se refiere al hecho de evitar topar temas delicados y dejarlos pasar como si fueran a resolverse por sí mismos. Eso es pensamiento mágico. Sería meramente un consuelo o un intento por evadir las preocupaciones, pero en realidad puede hacer que las personas tengan una falsa esperanza y lleguen a creer que las cosas son más fáciles de resolver de lo que en verdad son, lo cual tarde o temprano conduce a la frustración.

    Está bien tener esperanza. No obstante, no hay que perder el contacto con la realidad. Si vivimos un conflicto complicado, debemos darle el tiempo y el esfuerzo para discutirlo y resolverlo, por doloroso que sea. Es, entonces, cuando el amor lo vence todo.

    4- Irresponsabilidad

    Puede ocurrir que, en lugar de enfrentar los problemas, nos llenemos de promesas vacías. Así, huimos, para no hacernos responsables de los errores y del daño causado. Esto ocasiona que parezca que se le está dando importancia al conflicto, cuando, en realidad, se lo está intentando olvidar, al menos momentáneamente. Es decir, es una “solución vacía”, lo cual hace a la otra persona sentirse ignorada.

    En todo tipo de relaciones, asumir la responsabilidad de las equivocaciones es el primer paso para atacar nuestras debilidades y, así, mejorar y crecer. Ser responsable no es lo mismo que ser perfecto. Todos cometemos errores y equivocarse es parte de la naturaleza humana. 

    Aunque sea una tendencia inconsciente, no debemos sentirnos agredidos cuando nos confrontan con nuestras fallas. El amor verdadero incluye aceptar las faltas y trabajar juntos para mejorar como individuos y como pareja.

    5- Problemas de comunicación

    Cuando no existen discusiones, alguien no está diciendo lo que piensa. Si se tiene un conflicto y no sabemos cómo hablar de ello, no podremos encontrar una solución juntos. Algunas veces, el silencio puede ser más dañino que las palabras. Ignorar los problemas o evitar discutirlos solo los hará crecer y empeorar con el tiempo.

    Es importante recordar que la comunicación no se trata de hablar nada más, sino también de escuchar activamente al otro. Prestar atención a lo que la otra persona está intentando transmitir en cuanto a sus puntos de vista, su pensamiento y sobre todo sus sentimientos. Eso, muchas veces, molesta, incomoda, enoja y hasta duele, por lo cual no es fácil. Hay que vencer el miedo con amor.

    * * *

    Las discusiones, cuando se manejan de forma adecuada, pueden ser una oportunidad para el crecimiento. Los conflictos, fruto de las diferencias, son inevitables en cualquier relación cercana. Así, su ausencia puede indicar problemas subyacentes. 

    Es probable que las parejas que nunca discuten estén evitando tratar temas importantes y esto puede llevar a la acumulación de resentimientos. Aprender a discutir, con respeto, escuchando activamente y entendiendo que el fin es mejorar la relación, es algo vital en toda relación. Es una herramienta básica a la que no le debemos huir.

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