Cuando me toca dar conferencias sobre el amor propio, muchas personas me preguntan: ¿Cómo diferenciar el amor propio del egoísmo? Es una duda super válida y muy recurrente. Es difícil, en muchas ocasiones, detectar esa línea delgada entre un amor propio sano y un amor propio en exceso que se convierte en egoísmo.
Cuando caes en egoísmo piensas que solo tus necesidades y tu vida son importantes, y las de los demás no. En cambio, amarte a ti mismo te permite darte cuenta de que todo ese amor que tienes dentro está destinado a ser compartido con las demás personas. En otras palabras, el amarte a ti mismo es un trampolín para amar mejor a los demás. Aquí te dejo 3 razones de por qué esto es así.
1. Nadie da lo que no tiene
¿Has escuchado alguna vez esta frase? Puede sonar muy cliché, pero si le prestas atención tiene mucho sentido. Realmente no puedes dar aquello que no posees: desde cosas materiales, como el dinero, hasta aspectos interiores y personales, como el amor. Si tú no te amas primero es muy difícil poder amar a otro.
Imagina que tu corazón es un recipiente que, para poder dar lo que hay dentro, primero tiene que estar lleno. Esto me hizo recordar lo que una amiga me dijo un día hablando sobre este tema: “ámate tanto que tu corazón se desborde de amor, que no te quede de otra que dar ese amor a los demás”. Qué lindo que tengas tanto amor dentro de ti que nazca el deseo de dar ese amor a los demás. Resumiendo: llena primero tu corazón de amor propio para que así puedas dar de ese amor a los demás.
2. Reconozco mi valor y el valor de los demás
Todas las personas somos igual de valiosas y dignas, por lo que todos merecemos un trato de amor y respeto. Uno de los efectos positivos del amor propio es que llegamos a reconocer lo valiosos que somos por ser seres únicos e irrepetibles. Al amarnos, podemos valorar nuestra vida y aceptarnos tal y como somos.
Esto sin duda nos ayuda a reconocer eso mismo en los demás, nos ayuda a reconocer que todas las personas con las que convivimos somos valiosas. No importa el sexo, la raza, el color de piel, el estatus socioeconómico, la profesión… TODOS somos valiosos y merecemos el mismo trato de amor y respeto.
3. Nos ayuda a descubrir que estamos hechos para amar
El amor propio también nos ayuda a conocernos mejor. Incluso, el primer paso para mejorar la autoestima es el autoconocimiento. Esto te permite saber quién eres, qué cualidades tienes, en qué aspectos debes mejorar. También nos ayudar a conocer que estamos llamados a amar.
Te estarás preguntando, ¿cómo el conocerte te ayuda a amar mejor a otros? Porque al conocernos, descubrimos que cada uno de nosotros, en nuestra totalidad y unicidad, somos un don para los demás. Esto nos permite abrirnos a los demás, amarlos y dar fruto en sus vidas. El autoconocimiento nos ayudará a saber qué talentos tenemos y cómo ponerlos al servicio de los demás.
Qué importante es entonces trabajar en nuestro amor propio para poder tener mejores relaciones con los demás, para poder reconocer la dignidad de otros y tratarlos como se merecen, para poder tener una vida fecunda que aporte a la vida de los demás a través de nuestra vocación al amor.