Quizás muchos han oído hablar de castidad y cómo se vive cuando son novios. Algunos lo relacionan directamente con el hecho de no tener relaciones sexuales pre matrimoniales y, aunque en la soltería y noviazgo vivir la castidad implica justamente eso, no es solo abstenerse del sexo. Por eso, podemos hablar de castidad en el matrimonio, porque es evidente que no significa que los esposos no puedan o deban tener relaciones sexuales, sino todo lo contrario, siempre enfocado al amor.
En este artículo, te traemos 3 claves para que puedas entender qué significa vivir la castidad en el matrimonio.
1. Es una virtud, por tanto se puede vivir en cualquier etapa de la vida
Cuando decimos que es una virtud, nos referimos a que implica una serie de hábitos que se deben formar en el día a día, con el fin de dominarnos a nosotros mismos (y no que nuestros impulsos sexuales nos dominen) y de poder donarnos al otro, verdadero fin último. Al ser así, los esposos también pueden (y deben) ser castos dominando sus impulsos sexuales en orden a poder entregarse plena y totalmente a su cónyuge.
2. Castidad no es no tener relaciones sexuales
Como lo dijimos al inicio, la castidad no solo es lo físico sino también qué vemos, qué oímos, qué decimos, en lo que pensamos, en cómo nos vestimos, cómo hablamos de nuestro cónyuge a sus espaldas, cómo cuidamos nuestra relación con personas del sexo opuesto para no poner en riesgo nuestro matrimonio, etc.
Todo lo que hacemos debe estar enfocado en salvaguardar lo más importante que es nuestro matrimonio y en cómo puedo entregarme libremente a mi cónyuge.
3. Castidad es que las relaciones sexuales entre los esposos conserven los fines para las que fueron pensadas
El acto conyugal debe ser unitivo y procreativo. Une a los esposos cuando es una entrega libre y total (implica fidelidad) y es procreativo en el sentido de que es fecundo al dar vida y estando abiertos a la vida.
Por acá, surgen varias preguntas, pero lo importante es que siempre esta entrega mutua que hacen los esposos sea aceptando la totalidad de la persona (incluso si la mujer está en días fértiles o infértiles), habiendo previamente discernido si se desea concebir o no —por motivos graves—. Esta es una decisión privada de los esposos que siempre debe hacerse bajo un buen discernimiento poniendo a Dios en el medio y, de acuerdo a ello, usando métodos naturales de planificación familiar para una paternidad responsable.
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En conclusión, también los esposos están llamados a vivir la castidad en su matrimonio. Se trata de darle una mirada de amor a todas las acciones que hacen, con el fin de poder entregarnos plenamente a nuestro cónyuge en el día a día. Al igual que siendo solteros o novios, es una virtud que cuesta, pero que vale la pena y alimenta el amor entre la pareja.
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