No podemos ligar la motivación con el esfuerzo de una manera directa, porque nos estaríamos encaminando a un callejón sin salida, directo hacia el fracaso. Porque la vida es tal cual una montaña rusa: hay subidas, bajadas, momentos de rush, momentos de cabeza, momentos en los que sientes que perdiste el sentido de dirección, e incluso momentos en donde hay cambios bruscos de dirección. Todos estos cambios de la vida se reflejan también en nuestro trabajo, en nuestros proyectos y en nuestras relaciones de pareja. Y es justo este último punto en el que nos enfocaremos hoy.
Está bien que no sea siempre igual
Piensa en la etapa inicial del último proyecto que empezaste y en cómo te sentías. Posiblemente estabas bastante entusiasmado y tal vez algo nervioso, pero eran nervios de esos ricos, que te aceleran el corazón y te empujan a iniciar con todo el ánimo ese proyecto.
Ahora recuerda aquellos días de cuando iniciaba tu última relación, y estamos seguros que no podrás negar que los sentimientos eran parecidos: mucha ilusión y entusiasmo, acompañados con esas manos sudadas que reflejaban tu ritmo cardíaco cuando estabas a punto de darle el primer beso.
Y también estamos seguros de que, si ya han pasado dos o más años de que iniciaste esa relación, posiblemente ya te haya tocado experimentar esa falta de motivación o de ganas de seguirse esforzando. Más aún, si en esa relación han existido heridas emocionales fuertes, por una o ambas partes.
¿Y sabes qué?
¡Está bien! Estás dentro del 99.99% de las relaciones de pareja.
La importancia de la decisión
¿Por qué está bien que sea así? Porque esa sensación es un gran paso hacia un proceso de maduración: no quiere decir que el amor haya muerto, sino que está a punto de fortalecerse.
El detalle aquí, y aunque suene cliché, es que el amor es una decisión. Y, si dices que el amor ha muerto, es porque tú o tu pareja han decidió matarlo. Han tomado esa decisión. Pero, si tú y tu pareja toman la decisión de seguir dándole vida a ese amor, adoptando las herramientas correctas y optando por una mentalidad de crecimiento constante, creenos: el amor jamás se va a acabar.
El valor del esfuerzo
Sí, como ya dijimos: habrá momentos en los que uno de los dos no tendrá ganas o ánimos de esforzarse, así como los grandes peleadores o atletas ya no sienten ganas de entrenar un viernes a las 5:00 a.m. después de haber entrenado ocho horas diarias toda la semana. Así como un emprendedor puede sentirse desgastado, después de trabajar años sobre su negocio innovador.
Sin embargo, los campeones, los que triunfaron, decidieron seguir entrenando, luchando y esforzándose. Miles de veces, aún contra su propia voluntad. Todo, porque sabían que la recompensa era aún mayor.
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Así que, la próxima vez que sientas esa pesadez por esforzarte por tu pareja y las ganas de quedarte en la comodidad de una relación en la que el amor se ha quedado estancado, cuestiónate si el trofeo que te está esperando al final valdrá el esfuerzo.
Si sientes que la persona con la que estás es la correcta, estamos seguros de que lo valdrá. Y así como el medallista olímpico recuerda con nostalgia y alegría las largas horas de entrenamiento, mientras está sobre el podio celebrando su victoria, así tú y tu pareja guardarán en su corazón todos esos momentos de esfuerzo, y los recordarán con alegría cuando se vean arrugaditos, felices y con sus nietos en brazos.
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