La infidelidad es una falta de lealtad que hiere de muerte a la pareja. Atenta contra el respeto y destruye la confianza, pilares fundamentales de la relación. Este comportamiento provoca amargura en ambas partes: en la víctima, por haber sido traicionada, y en el infiel, por el sentimiento de culpabilidad y el agotamiento por mantener una doble vida. Produce dolor, pero también enfado, rabia, decepción, vergüenza e incluso dudas sobre la veracidad de lo acontecido. El impacto psicológico que se recibe provoca una lucha entre razón y corazón, que obliga a tomar una decisión: apostar por la relación y seguir adelante, o romper con el noviazgo.
Para que exista infidelidad
Existe una gran confusión entre lo que se considera o no infidelidad. Para la sociedad en general, existe infidelidad sólo cuando hay contacto carnal, pero en verdad también se puede engañar sin tener contacto físico —lo que llamamos “infidelidad psicológica”—, y no por ello es menos grave.
Saber que nuestra pareja tiene sentimientos de atracción hacia otra persona y los alimenta de diferentes maneras hace mucho daño; provoca una fuerte sensación de traición. De hecho, el “tonteo”, las conversaciones telefónicas o mensajes con terceras personas pueden ser considerados como una infidelidad en toda regla. No hay infidelidades pequeñas, y el infiel es consciente del engaño.
Cabe aclarar algo: sólo por sentir atracción y deseo no hay culpabilidad, eso es involuntario. Lo que sí es infidelidad es dejarte llevar por ese sentimiento y alimentarlo. Es cuestión de que la voluntad ponga orden en el corazón, rechazando lo que nos tienta. Es necesario tomar conciencia de la situación y marcar distancia en el trato con la persona que lo produce. Exponerse demasiado a la tentación es peligroso, pues el que juega con fuego se acaba quemando.
Grados de infidelidad
No todas las infidelidades son iguales: no es lo mismo la traición que se produce tras dos años de relación, que la que se produce a los tres meses. Ni es igual ser infiel manteniendo relaciones sexuales que intercambiado unos mensajes que, aun siendo traicioneros, no son letales. La infidelidad depende también de cuáles hayan sido las circunstancias en las que se han producido lo hechos, la situación personal de cada uno…
Como la infidelidad es de diferente tipo en función de un gran número de factores y circunstancias, la forma de actuar ante este engaño también debe ser diferente. Aunque se trate de un engaño evidente, la parte infiel suele negar lo ocurrido. Uno de los principales motivos para hacerlo es el temor a las posibles consecuencias, que pueden llevarle a perder a su pareja y a dañar su imagen.
Infidelidad virtual
Los cambios tecnológicos han provocado cambios en la forma de relacionarse y, por ende, nuevas formas de infidelidad. Los nuevos medios de comunicación facilitan el contacto con mayor número de personas, lo cual propicia este tipo de engaño.
Al no tener un contacto cara a cara, ni enfrentar las situaciones cotidianas, es fácil que generemos un concepto idealizado del otro. La infidelidad virtual es una infidelidad real, pero realizada a través de medios de comunicación. No es menor que la sexual, puesto que se trata igualmente de un engaño y de una falta de lealtad, cargados de intimidad.
Hay muchas actuaciones que llevan con facilidad a la infidelidad emocional, y se abren las puertas a la infidelidad sexual: cuando conectas clandestinamente con alguien a través de las redes sociales, cuando habitualmente y a escondidas mantienes conversaciones con un tercero, cuando delante del otro restas seriedad a tu relación o criticas a tu pareja, cuando mantienes una conversación insinuante…
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Tras una infidelidad, recuperar la confianza es muy complicado. El afectado tiende a convertirse en controlador compulsivo, y esto resulta insoportable para ambos.
Sin embargo, sufrir una infidelidad no tiene que llevarnos a pensar que en relaciones futuras se repetirá este patrón. Antes de iniciar una nueva relación, tengo primero que sanar la herida sufrida. Recuerda: se trata de aprender de los errores, no de repetirlos.
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