Spoiler: Este es un tema altamente polémico, especialmente entre quienes han recibido algún diagnóstico psiquiátrico. Implica mucha humildad para poder comprenderlo sin estar a la defensiva.
Como psicóloga, veo todos los días cómo los matrimonios entran en crisis por la adicción al alcohol, a las drogas, a la pornografía, o por trastornos como bipolaridad, depresión profunda, trastornos de personalidad, entre muchos otros. Algunos de estos matrimonios podrían llegar a ser nulos y saberlo.
La importancia del consentimiento
Para que un matrimonio católico sea válido, ambas partes deben tener la capacidad de comprender la naturaleza del matrimonio y de asumir las obligaciones conyugales. Si un trastorno mental afecta esta capacidad, se puede argumentar que esa persona no ha dado un consentimiento válido. El consentimiento es uno de los elementos esenciales del matrimonio católico. Debe ser dado libremente y sin ninguna forma de coacción o impedimento. Por esta razón, en el derecho canónico los trastornos mentales pueden considerarse como una posible causa de nulidad matrimonial cuando se ve afectada la capacidad para consentir.
Pero, ¿qué es la nulidad matrimonial?
La nulidad matrimonial se refiere a la declaración por parte de la Iglesia de que un matrimonio es inválido o nulo desde su inicio. En otras palabras, implica que el matrimonio nunca existió.
¿Qué razones pueden existir para la nulidad?
Entre las razones por las que se puede declarar que un matrimonio es nulo se encuentran:
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Incapacidad para dar un consentimiento válido: esto incluye casos en los que una persona no tiene la capacidad mental para entender la naturaleza y las obligaciones esenciales del matrimonio, como los trastornos mentales graves o la falta de madurez suficiente.
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Falta de libertad en el consentimiento: es decir, si el consentimiento matrimonial se obtiene mediante coacción o amenazas.
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Error sobre una cualidad esencial de la persona: si uno de los cónyuges se casó basándose en un error sustancial sobre una cualidad de la otra persona, como su identidad, su capacidad para tener hijos o una enfermedad grave.
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Simulación: si los contrayentes simulan el matrimonio, es decir, si fingen estar casados sin tener la intención real de establecer un vínculo matrimonial.
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Violación de los impedimentos matrimoniales: los impedimentos matrimoniales son circunstancias que prohíben o invalidan el matrimonio, como un matrimonio previo no disuelto, el parentesco cercano entre los contrayentes, o las órdenes sagradas o votos religiosos preexistentes.
¿Cómo es el proceso de nulidad matrimonial, y qué papel juegan los trastornos mentales?
El proceso de nulidad matrimonial en la Iglesia Católica implica la realización de una petición ante el tribunal eclesiástico. Ante la presencia de un trastorno mental, el tribunal analiza si dicho trastorno existía en el momento de la celebración del matrimonio, si era lo suficientemente grave como para afectar la capacidad de consentir y si realmente impidió que la persona diera un consentimiento libre y válido.
Sin embargo, no todos los trastornos mentales automáticamente invalidan un matrimonio. Cada caso se evalúa de manera individual, y el tribunal eclesiástico debe determinar si se cumplen los requisitos necesarios para declarar la nulidad. No todos los casos tienen la misma gravedad, por lo que es clave evaluar si tanto el diagnóstico recibido como su gravedad impiden cumplir los deberes conyugales.
¿Entonces no tengo derecho a casarme si tengo un diagnóstico?
A mi parecer, el problema en este tipo de preguntas está en ver el matrimonio como un derecho. Todos los días atiendo en consulta personas con grandes heridas emocionales por cuenta de padres que, por su condición psicológica, no pudieron brindar a sus hijos el cuidado que requerían, por lo que estos hijos tuvieron que tomar el papel de adulto en el hogar.
No se trata de tener o no derecho, sino de ser capaces de asumir la responsabilidad que implica la vida conyugal y la crianza de los hijos. Por eso, te invito a no desesperanzarte y a buscar la ayuda que sea necesaria para poder sanar de raíz las heridas emocionales que pudieron haber generado alguna condición psicológica.
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¿Mi consejo? Adquiere herramientas de afrontamiento. Busca ayuda profesional (un buen psicólogo, y, en caso de ser necesario, también un buen psiquiatra) y ayuda espiritual (busca un sabio director espiritual, acude a los sacramentos, busca dejar el pecado…).
Si has ido por ayuda, pero has tenido malas experiencias, no cejes: insiste, consulta a otros profesionales. Intenta encontrara alguien con valores y principios claros. Así, hasta que des con alguien con quien puedas sentir verdadera conexión y apoyo. ¡Lo más importante es que no te rindas!
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