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Día: septiembre 20, 2023

¿Por qué hay tanto miedo a tener hijos?

El deseo de tener hijos es inherente al ser humano. Nuestro deseo de donación y entrega y de vivir un amor que da vid, se puede expresar de muchas maneras. Sin embargo, una de sus expresiones más plenas es la maternidad y paternidad. 

En el matrimonio, la maternidad o paternidad se expresará con hijos biológicos o adoptivos, mientras que en la vida religiosa hablaremos de una paternidad o maternidad espiritual.  Sin embargo, muchas personas ven este deseo opacado en sus vidas por distintas razones. A continuación, me gustaría hablar de algunas de ellas.

1. Heridas emocionales

Las experiencias o ejemplos de crianza en la propia familia pueden influir en la percepción sobre la paternidad o maternidad. Por ejemplo, haber tenido que hacerse cargo de los hermanos, haber presenciado las peleas de papá y mamá y/o atravesar su separación, la ausencia total o parcial de alguno de los padres, actitudes despectivas de mamá hacia su maternidad, etcétera. 

Si ha habido dificultades en la familia en relación con la crianza, esto podría generar algunos miedos. Por ejemplo, miedo al compromiso, miedo a asumir responsabilidades, miedo a la incertidumbre y a lo desconocido, miedo al cambio y a donarse al otro.

Estos miedos finalmente nos hacen ensimismarnos, encerrarnos en nosotros mismos. Sanar las heridas emocionales en nuestra historia es indispensable por dos razones: 

1) Nos permite vencer el miedo al compromiso, a donarnos y a tener hijos.

2) Nos ayuda a no repetir con nuestros hijos los mismos patrones nocivos de crianza que pudieron habernos herido, de manera que no repitamos la historia. 

2. Propaganda antinatalista

Para nadie es un secreto que estamos bombardeados de propaganda que infunde temor y odio hacia la maternidad. Todos los días recibimos este tipo de mensajes. Desde la clásica frase de “para qué traer un niño al mundo si va a sufrir” hasta las campañas más agresivas que promueven el aborto. 

Y es que recibimos este mensaje tan frecuentemente que cuando vemos una mujer embarazada o una familia numerosa, empezamos a juzgar en nuestra mente. Casi inconscientemente pensamos en lo “irresponsables” que están siendo y tomamos actitud de rechazo hacia ellos.  

3. Experiencias traumáticas con la maternidad

Tampoco es un secreto que la mayoría de las mujeres embarazadas sufre violencia obstétrica durante el embarazo. Es común que el personal médico y de enfermería trate con agresividad o frialdad a las mujeres o que las juzguen por tener un hijo más. También puede ocurrir que no sean compasivos con el dolor que las mujeres pueden experimentar durante el trabajo de parto. 

Igualmente, muchas mujeres son víctimas de procedimientos obsoletos o innecesarios, como cesáreas a conveniencia del médico de turno, pudiendo haber tenido un parto natural. Todas estas experiencias y muchas otras pueden hacer que las mujeres tengan mucho miedo a repetir una experiencia de ese estilo en un nuevo embarazo. 

Bonus track: Cuidado con caer en el otro extremo

Hemos hablado del miedo a la maternidad, pero también existe otro extremo, que es querer ser madre o padre a costa de lo que sea. Lamentablemente, esta situación lleva a muchas personas a instrumentalizar a sus hijos para llenar vacíos propios. Así, muchos acuden a métodos de reproducción asistida —como inseminación artificial, fecundación in vitro, congelación y vitrificación, entre otros— que son moralmente ilícitos dado que traen consigo innumerables abortos y muchos otros dilemas morales. 

Igualmente, muchas personas solteras acuden a estas técnicas para tener hijos sin importarles que ese bebé no tendrá una familia bien constituida, no tendrá a uno de sus padres, tendrá conflictos de identidad al no saber de dónde viene —a lo sumo sabrá que su padre es un donante anónimo—, entre otras heridas emocionales. Sabemos que los seres humanos no se usan, pero estamos usando a nuestros hijos para llenar vacíos propios, causándoles heridas indescriptibles por nuestro egoísmo, creyendo que ellos son extensiones de nosotros mismos. 

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En resumen, la maternidad y la paternidad son dones que implican una gran responsabilidad y que requieren de nosotros madurez psicológica y espiritual. Ni el extremo de tener miedo a tener hijos ni el extremo de querer tenerlos a toda costa son sanos: ambos vienen de las heridas, del egoísmo y del ensimismamiento. Así que evaluemos lo que hay en nuestros corazones, purifiquemos nuestras intenciones, busquemos ayuda profesional y espiritual para sanar nuestras heridas y salgamos de nosotros mismos. 

Para más consejos, encuéntrame en Instagram como @psicoalexandraguzman.

¿Influye tu autoestima en tu relación de pareja?

La autoestima es la forma cómo la que te ves y te valoras. La alta autoestima supone que tienes confianza en ti mismo y te valoras tal y como eres. La baja autoestima es una percepción de ti mismo por debajo de tus posibilidades. Existe también la falsa autoestima, en la que tendrías una visión de ti mismo muy por encima de la realidad, una visión inflada de ti mismo. ¿Influye la autoestima en tu relación? ¿Qué hacer si tienes baja autoestima? ¿Y si es tu pareja quien la tiene?

Los halagos como gasolina

La baja autoestima puede afectar seriamente tu relación de diferentes formas. Por una parte, te puede llevar a tener una mayor necesidad admiración por parte de tu pareja, más de la que normalmente necesitamos todos. 

De esta forma, cualquier pequeña muestra de estima, cualquier halago, cualquier palabra positiva sobre lo que haces, cómo vistes o cómo eres lo interpretas como “gasolina” para alimentar esa baja autoestima y subir un poco —y muchas veces de manera temporal— ese ánimo. Esas palabras son como la gasolina de tu “felicidad”.

Dependencia emocional

Esa falta de confianza en ti mismo puede también suponer que dependas de esas muestras de admiración por parte del otro para sentirte bien. Así que, para conseguirlas, muchas veces puedes ser capaz casi de cualquier cosa. 

Esa dependencia emocional del otro no es positiva, porque te lleva a actuar de forma contraria a tu propia voluntad, mina tu autonomía emocional y termina aumentando tu baja autoestima.

¿Qué hacer si tienes baja autoestima?

Probablemente tengas baja autoestima si piensas que vales poco, que no das la talla, si sientes rechazo continuo o abandono por parte de los que te rodean y de tu pareja. Al respecto, tienes que saber que tu pareja no tiene capacidad de hacerte feliz: ser feliz depende completamente de ti. De manera similar, nadie tiene el poder de hacerte desgraciado. Eres tú quien tiene el poder de manejar tu propia vida. Eres independiente. Dependes de ti, no de los demás. Eres el capitán de tu propio barco.  Lo contrario no es bueno para ti… ni para los demás.

Si crees que tienes baja autoestima, intenta respetar tus opiniones y tus gustos. Respétate. Percibe que esa necesidad que tienes de subir tu autoestima y sentir admiración puede llevarte a tomar decisiones que no quieres e intenta controlarlo. 

Quiérete. Quiérete como eres. Intenta que te quieran como eres, que no te quieran cambiar, y mucho menos, que utilicen el chantaje emocional para que cambies (“si de verdad me quieres…”). Y habla las cosas. Di sí cuando quieras decir sí y di no cuando sientas que es mejor que no. Fomenta una comunicación honesta, abierta y no dependiente.

¿Qué hacer si tu pareja tiene baja autoestima?

Debes tener muy presente que la relación de pareja es una relación entre iguales. Tu pareja puede estar en una situación vulnerable y es bueno que te des cuenta para no adoptar una posición de superioridad en tu relación. Lo más seguro es que tu pareja necesite que le demuestres que le quieres con muuuchos detalles. Más de los normales. Sobre todo, con muestras de admiración (¡mejor si son en público!). Pero ¡cuidado! no caigas en el chantaje emocional. 

Fomenta el respeto y la igualdad. Muéstrale sus puntos fuertes. Dale opciones de expresarse abiertamente y que te diga que no cuando así lo sienta. No fuerces una respuesta como a ti te gustaría. Déjale libertad y respeta sus opiniones. Y, sobre todo, conoce cuáles son sus sueños (pregúntaselos, habla de ellos) y anímale a perseguirlos y a conseguirlos juntos…. Ah, y cuando vaya alcanzando metas, aunque sean pequeñas, ¡hazle ver que el mérito era suyo! Porque vale mucho más de lo que parece y de lo que se cree.

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La baja autoestima es algo que está mucho más presente en la sociedad de lo que piensas e influye mucho en las relaciones, y también en tu relación de pareja. Por tanto, fomenta honestidad y la transparencia, la comunicación y la claridad. No caigas en el chantaje emocional. No pongas el foco en los defectos del otro, sino en sus cualidades y virtudes. Y no dejes de volcarte con detalles para mostrar tu amor y admiración por el otro, aunque te parezcan de poca importancia. El amor está en los detalles. Y, en este caso, esas muestras de admiración por el otro construyen su autoestima y vuestra relación.

Para más consejos, puedes seguirme en mi cuenta de Instagram: @laparejaquefunciona.