Hay algo que desde que éramos pequeños nos enseñaron en la escuela: debes ser responsable.
Esto seguramente tenía mucho que ver con cumplir con nuestros deberes como hacer la tarea,
entregar trabajos a tiempo, estar atento durante la clase, no hacer sentir mal a nuestros
compañeros, etc. Así, empezaron a crear en nosotros un sentido de responsabilidad: debemos
hacernos cargo de nuestra vida y de lo que generamos en los demás.
De esta manera, se puede entender con más facilidad a qué nos referimos cuando hablamos
de responsabilidad afectiva. Un término del que cada vez se habla más, pero que es
importante comprenderlo a profundidad.
¿Qué implica la responsabilidad afectiva?
Cuando decidimos empezar una relación, a tener un contacto más profundo con alguien que
nos atrae, empezamos a generar una ilusión en la otra persona.
¿Será que le gusto? ¿Será que quiere ser mi pareja? ¿Será que podemos llegar a construir algo
entre los dos? Estas, y tal vez más cosas pasan por la mente de alguien que se abre a la
posibilidad de dejar entrar a alguien más a su propia vida.
La responsabilidad afectiva implica, también, tener conciencia de lo que estamos generando
en el otro. Tantas veces empezamos a hablar cosas más profundas con el otro, a tener ciertos
gestos de amor y comprensión. Sin embargo, muchas veces no sabemos que eso puede
confundir al otro si no estamos buscando tener una relación de pareja.
Muchas veces creemos que los demás deben acomodarse a nuestra forma de expresar el
amor. Si no tomamos conciencia de lo que podemos causar en el otro, podremos herirle. Por
eso, queremos ofrecerte cuatro elementos, para que tengas en cuenta para ser responsable
afectivamente:
1. Autoconocimiento
Es importante conocerte (y mucho) si quieres ser responsable en el amor. Muchas veces
dialogo con pacientes que no saben por qué las personas se ilusionan con ellos o por qué
terminan vivenciando una y otra vez las mismas situaciones en el campo de la afectividad. No
es coincidencia.
Si no logro conocer mis heridas, intereses afectivos y demás, no será tan fácil direccionar las
propias búsquedas en el amor. Es muy importante conocer qué anhelo en el amor para que así
yo pueda comprender mejor cómo aproximarme a los demás sin causar confusión.
2. Comunicación asertiva
Comunicarse asertivamente no es solo decir las cosas bien, sino saber dónde, cuándo y qué
decir. Muchas veces nuestra comunicación genera confusiones a la otra persona, porque
terminamos haciendo comentarios inapropiados o en el momento indebido y generamos
confusión en el otro.Cuando nos arriesgamos a hacer un comentario amoroso sobre el físico o que refleje
admiración por el otro, debemos mantenernos en la idea de lo que comunicamos. Cuando le
hacemos sentir al otro que nos atrae, que estamos enamorados, y luego no lo sostenemos en el
tiempo, generamos confusión y mucho dolor.
3. Establecer límites
Un elemento que también es importante es poder establecer límites, que son consecuencia de
mi autoconocimiento y mi comunicación asertiva. Si logro conocerme bien y logro
comunicar adecuadamente lo que siento, podremos con más facilidad establecer límite con la
otra persona.
¿Qué quiero en este momento? ¿Quiero que haya algo más que una amistad? ¿Te autorizo a
que estés en mi vida? ¿Hay gestos que son prudentes realizar en este momento, por ejemplo,
una palabra de amor más profunda, una caricia? Esto es importante. Así, evitaremos malos
entendidos. Cuando este punto falla, usualmente la persona sufre mucho. Pues, se genera una
confusión emocional importante.
4. Gestiona tus emociones adecuadamente
Es importante en este proceso que no nos dejemos llevar por las emociones y las pasiones.
Cuando se dan palabras, actos o gestos que no son adecuados según el momento en el que se
encuentran, la persona termina herida. Las heridas que quedan en lo profundo del corazón
duran por mucho tiempo y lastiman profundamente.
Si las emociones no se ordenan, si las emociones nos dominan en lugar de nosotros
dominarlas, terminaremos por tener experiencias momentáneas, pero que no duran en el
tiempo. Eso causa dolor y sufrimiento en el otro.
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En conclusión, a la responsabilidad afectiva es necesaria tenerla presente para que, en el
proceso de conocer a una persona, no generemos falsas expectativas y no lastimemos su
corazón. El amor es un Don de Dios, es el camino para hacernos plenos aquí en la tierra, pero
si el amor no se vive ordenadamente, podremos conducir a la persona o, a nosotros mismos, a
una experiencia de sufrimiento personal muy fuerte. Es importante poder cuidar del propio
corazón y el corazón del otro.