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Día: diciembre 7, 2024

¿Cómo identifico si soy tóxico?

Este término, “tóxico”, que está tan de moda, creo que todos entendemos muy bien a qué se refiere. Es, definitivamente, una palabra que no debería usarse nunca para describir a un ser humano. Más aún, es, así, porque lo usamos de una forma cruel, despectiva y lo adherimos a su identidad.


Creo que podemos decir, en cambio, que una persona está herida y que, por sus heridas, hiere a otros. Entonces, que le digamos “tóxico” a alguien, está de más. ¡Una vez aclarado ese punto, podemos usar el término sabiendo que nos referimos a una persona herida, pero no menos valiosa ni digna!


Distinción entre persona herida y persona tóxica


Me gustaría iniciar diciendo que las personas heridas (heridas que, además, tenemos todos, y es nuestra responsabilidad sanarlas), en muchas ocasiones, pueden generar sentimientos negativos o emociones desagradables en los demás. También, es importante tener en cuenta que todas las personas tenemos, a veces rasgos, perjudiciales para los otros. Un ejemplo de ello es ser muy impulsivo en las discusiones, buscar constantemente atención o culpar de cosas que no les corresponden.


Por tanto, todos podemos llegar a ser personas tóxicas/heridas durante algunas etapas concretas de nuestra vida o serlo para algunas personas en particular. Separar el término de las personas es fundamental.


Hay personas con comportamiento tóxicos, poco inteligentes emocionalmente o, incluso, violentos. Eso no los hace ser personas tóxicas.


¿Qué características o conductas tiene una persona herida “tóxica”?


Clarifiquemos con precisión a las personas heridas (o mal llamadas tóxicas):

  • no aceptan sus errores y optan por culpar a los demás,
  • no tienen en cuenta los límites personales de los demás, como la privacidad, por ejemplo,
  • no empatizan con los otros, este punto es uno de los más esenciales, tienen un discurso negativo y siempre ven la peor parte de las situaciones,
    atribuyen todo lo malo a factores externos, y nunca a ellos mismos,
  • sus preocupaciones siempre están por encima de las de los demás,
    hablan mucho y escuchan poco,
  • la victimización: sus problemas serán los más importantes y, cuando haya un motivo de conflicto en la relación que se mantiene con ellas, se posicionarán como las víctimas para culpabilizar al otro,
  • son rencorosos, por ejemplo, si una persona me hace algo que me ha dolido, no lo olvido y lo uso siempre que puedo para hacerle sentir mal,
  • no se alegran por los éxitos de la gente cercana a ellos,
  • les gusta ser el centro de atención y les molestan a las personas que tienen la
    atención o que naturalmente son líderes,
  • tienen rasgos narcisistas, creen que todo lo que hacen está bien y que merecen reconocimiento y aplauso,
  • no soportan que les contradigan, ellos siempre tienen la razón,
  • pueden ser soberbios y, por ende, aleccionar, descalificar o menospreciar a los demás,
  • intentan controlar a los demás, sus pensamientos y comportamientos; si sienten que pierden el control pueden recurrir al chantaje o al miedo,
  • propagan rumores o los inventan.


Como vemos, son múltiples y variados los comportamientos que causan esa percepción de toxicidad.


¿Cómo podemos identificar si una persona causa ese efecto nocivo en nosotros con sus comportamientos?


Aprovecha los siguientes puntos para ser valiente, humilde y pregunta a tus más
cercanos si se sienten así contigo. Estas son algunas de las emociones que te puede
generar una persona tóxica/herida:

  • agota tu energía u optimismo,
  • hace que te cueste expresar tu punto de vista u opinión,
  • te hace sentir culpable o avergonzado,
  • temes estar cerca de él/ella o sientes que tienes que ir con pies de plomo,
  • te sientes obligado a aplaudirlo, cuidarlo, atenderle o protegerle: básicamente, a darle un trato especial,
  • te sientes controlado.


¿Cómo puedo dejar de ser una persona tóxica/herida en caso de que yo sea una?


Una vez que te has dado cuenta que tu comportamiento para con aquellos que quieres puede resultar tóxico, llega el momento del cambio. Si es un comportamiento que llevo haciendo desde hace mucho tiempo, ¿cómo puedo revertirlo y dejar de ser de esa manera? 


Tal vez mis sugerencias te resulten algo curiosas. Sin embargo, si analizas las conductas enlistadas en este artículo, te darás cuenta que, detrás de prácticamente todas, hay un ego y unas heridas muy grandes. Así, lo que te recomiendo es:

  • pon tus heridas a los pies de Dios (en retiros, libros, dirección espiritual): es el único que con Su amor las puede sanar;
  • trabaja en sanar tus heridas en terapia con un psicólogo que sea compatible con tus valores;
    medita todos los días “las letanías de la humildad” del Cardenal Merry de Val, yo lo hice fácil por un año y noté un cambio muy importante, no olvidemos que estamos hechos para ser don y servir a los demás;
  • lee el libro El arte de aprovechar nuestras faltas de Claude Joseph Tissot, te ayudará a profundizar en la virtud de la humildad y a aceptar con paz y agradecimiento tus propios errores;
  • solo la humildad te hace descansar en la verdad de lo que eres, con lo bueno y lo no tanto, es la virtud que nos ayuda a dejar de ser “tóxicos” más rápido;
  • trabaja en desarrollar tu inteligencia emocional, tu capacidad de empatizar, un libro que te puede ser útil es 21 días para la alfabetización emocional de Dan Newby y Lucy Núñez;
  • escucha cuando te hablen, escucha para entender y no para responder;
  • reconoce cuando te equivoques y repara el daño.


***

Las personas heridas (heridas que, además, tenemos todos, y es nuestra responsabilidad sanarlas), en muchas ocasiones, pueden generar sentimientos negativos o emociones desagradables en los demás. Sin embargo, la herida no convierte a las personas en menos valiosas, o indignas.


Identifica si una persona causa ese efecto nocivo en nosotros con sus comportamientos, ¡sé valiente para ayudar. Por otro lado, si tú posees características de ser una de ellas, tienes la responsabilidad de dejar de ser una persona tóxica/herida, ¡animate a sanar!