Hoy en día, vivimos en una era donde la sexualidad se presenta como algo sin límites, una decisión completamente personal donde lo único que importa es el consentimiento y donde la sexualidad solo está enfocado al acto físico genital. El mensaje que predomina es claro: “mientras haya consentimiento, todo está bien”. Pero, ¿realmente esto nos ha hecho más felices?
Los estudios muestran que las nuevas generaciones experimentan más ansiedad en sus relaciones y menor satisfacción emocional a largo plazo (Twenge et al., 2017), allí puedo ver una paradoja evidente: a mayor libertad sin rumbo, más insatisfacción. Por ello, quizá sea momento de cuestionarnos si la sexualidad es solo un acto físico o si tiene un significado más profundo.
Según la Teología del Cuerpo, propuesta por San Juan Pablo II, el cuerpo humano tiene un significado: fue diseñado para el amor y la entrega mutua. No somos máquinas biológicas que responden a impulsos, sino personas con un llamado al amor verdadero, lo que significa que la sexualidad no es solo instinto, es un lenguaje del amor.
Y esto tiene sustento a nivel científico también, en la intimidad se liberan hormonas de Oxitocina y vasopresina que refuerzan la unión emocional y la confianza de pareja. (Carter, 2017). Por tanto debería ser importante elegir bien y evitar relaciones casuales.
De otro lado, (Fehring et al., 2013) menciona que la fertilidad femenina no es un azar, ni permanente, sino “un ritmo biológico que influye en la energía, estado de animo y conexión con la pareja”… Estudios muestran que comprender el ciclo menstrual mejora la comunicación y fortalece las relaciones de pareja.
La sexualidad es un lenguaje de amor, pero en la medida en que se usa sin responsabilidad, se vacía de su verdadero significado.
Los mitos del ‘todo se vale’
La justificación de diferentes temas en el ámbito sexual ha generado ideas que parecen lógicas pero que, en la práctica, han dejado un saldo de insatisfacción y confusión, como por ejemplo:
Mito 1: “Si hay amor, todo está bien”
Realidad: El amor no es solo un sentimiento; es una decisión de buscar el bien del otro. En el libro Amor y Responsabilidad, San Juan Pablo II señala que el amor auténtico implica donación y respeto, no solo deseo y pasión momentánea.
Mito 2: “El sexo es solo físico”
Realidad: La intimidad física no es solo una necesidad biológica; implica un vínculo profundo entre cuerpo y alma. Numerosos estudios indican que las experiencias sexuales impactan profundamente la identidad y el bienestar emocional, llevandolos a experimentar mayores niveles de ansiedad y menor satisfacción y estabilidad emocional.
Mito 3: “La planificación natural no funciona”
Realidad: Contrario a la creencia popular, los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad, como Creighton, Sintotérmico y el Método de la Ovulación Billings, tienen una efectividad del 96-98% cuando se aplican correctamente. Estos métodos permiten que la pareja conozca el funcionamiento del ciclo para que la pareja tome decisiones informadas, además de promover una mayor comunicación y respeto en la pareja.
Entonces, Si la sexualidad tiene un significado profundo, ¿cómo podemos vivirla de manera plena y en armonía con nuestra dignidad?
- Conócete a ti misma: Aprender sobre el ciclo menstrual y la fertilidad no es solo para quienes desean concebir. Conocer cómo funciona el cuerpo permite tomar decisiones más informadas sobre la salud y la relación de pareja.
- Habla con tu pareja: La comunicación es clave para una relación sólida. Discutir expectativas, deseos y valores sobre la sexualidad ayuda a fortalecer el vínculo y evitar confusiones.
- Descubre el verdadero amor: Esperar y respetar los tiempos del otro no es una privación, sino una inversión en una relación que se construye sobre bases firmes e implica matrimonios más estables y satisfactorios.
Así que la sexualidad es un regalo, no solo una opción más! Y sobre ello debemos tener presente que el mundo nos ofrece muchas ideas sobre la sexualidad, pero pocas realmente nos llevan a una vida plena. En definitiva, no estamos diseñados para la confusión ni la superficialidad; nuestra sexualidad tiene un propósito: construir amor verdadero, crear vida y fortalecer relaciones significativas. Recuerda que optar por una sexualidad con propósito es una elección libre que te traerá mayor felicidad y plenitud.