A pesar de los esfuerzos realizados para frenar la violencia sexual, sigue habiendo una alta preponderancia de agresiones sexuales en los campus universitarios, acoso sexual en entornos laborales y tráfico sexual en todo el mundo. Puede parecer que estas diferentes formas de violencia sexual no están conectadas entre sí. Pero, en realidad, los expertos reconocen cada vez con más frecuencia que todas pueden provenir de una fuente común: la cosificación sexual.
La cosificación sexual ocurre cuando las personas perciben a los demás como objetos sexuales en lugar de como seres humanos complejos que merecen dignidad y respeto. De hecho, en una revisión de la investigación sobre la violencia sexual, dos destacados expertos llamaron a la cosificación sexual el “hilo común” que conecta las diferentes formas de violencia sexual. Cada uno de nosotros puede tener un rol en la creación de una cultura más saludable, que rechace la normalización de la violencia sexual. Y eso empieza con poner fin no solo a las conductas sexualmente inapropiadas y dañinas, sino también a las actitudes que apoyan la cosificación o la deshumanización.
Si la violencia sexual empieza con ver a los demás como objetos sexuales, entonces es importante analizar el papel que puede desempeñar la pornografía. Las investigaciones muestran de modo consistente que puede tener un papel importante en enseñar a los espectadores a ver a las personas como si fueran productos para su propia satisfacción sexual. Ello, en última instancia, puede tener consecuencias nocivas para las personas, las relaciones y las culturas en las que vivimos .
Datos rápidos sobre la cosificación
#1 Las mujeres cuyas parejas consumen pornografía tienden a experimentar más angustia psicológica, se sienten más cosificadas, tienen una peor imagen de su cuerpo y son aún más propensas a desarrollar síntomas de trastornos alimentarios.
#2 Las investigaciones muestran que las personas que consumen pornografía con frecuencia tienen más probabilidades de cosificar y deshumanizar a los demás .
#3 Si bien no toda la pornografía presenta violencia física, se ha demostrado que incluso la pornografía no violenta está asociada con efectos negativos como una mayor agresión sexual.
#4 Las investigaciones arrojan que los consumidores de pornografía tienen más probabilidades de reenviar imágenes íntimas sin consentimiento. Los investigadores sugieren que esto puede deberse a que los consumidores habituales de pornografía tienden a desarrollar actitudes de cosificación sexual hacia los demás.
Los efectos de la pornografía y la cosificación
Las investigaciones en general muestran que los consumidores frecuentes de pornografía son más propensos a cosificar y deshumanizar sexualmente a otros ; también es más probable que expresen la intención de violar, es menos probable que intervengan durante una agresión sexual , es más probable que culpen a las víctimas sobrevivientes de violencia sexual , son más propensos a apoyar la violencia contra las mujeres , a reenviar mensajes de texto sexuales sin consentimiento y a cometer actos reales de violencia sexual .
Para las mujeres que son pareja de consumidores de pornografía, la influencia cosificadora también puede verse intensificada por los estándares de belleza imposibles de alcanzar y la falta de diversidad corporal retratada en la pornografía convencional. Dos destacados académicos resumieron este efecto señalando:
“Las mujeres en la pornografía tienden a ajustarse a los ideales culturales de belleza (es decir, son delgadas o curvilíneamente delgadas), con una cintura pequeña y un tamaño de busto de promedio a grande. Por ejemplo, la modelo estándar de Playboy tiene un índice de masa corporal de 18.0, que es bajo peso; una proporción busto-cintura de talla grande; y una talla de copa de sostén entre C y D. Por lo tanto, saber que su pareja masculina está mirando y probablemente [excitándose con] mujeres delgadas/con curvas delgadas en la pornografía podría aumentar el enfoque corporal de una mujer y la presión para perder peso”.
Al poner a prueba estas ideas, el estudio basado en la igualdad entre el hombre y la mujer descubrió que el consumo de pornografía por parte de parejas románticamente vinculadas, tanto en el pasado como en la actualidad, puede contribuir a la cosificación sexual de las mujeres, y está relacionado negativamente con su bienestar. Específicamente, este estudio halló que el consumo de pornografía por parte de parejas anteriores podía pronosticar la posibilidad que tenían las mujeres de sentirse sexualmente cosificadas, niveles más altos de vergüenza corporal e incluso condujo a un aumento de la sintomatología del trastorno alimentario. Los investigadores concluyeron: “…estas mujeres informaron que sentían que su pareja masculina trasladó a ellas el trato cosificante de las mujeres en la pornografía”.
Elije una conexión real
La conexión real comienza con ver a los demás como personas completas con pensamientos, sentimientos, sueños, luchas y vidas únicas. Ver a las personas como productos es perjudicial para las personas, las relaciones y, en última instancia, para la sociedad en su conjunto. Las acciones privadas colectivas de millones afectan la cultura en general: cosificar a otros en privado en nuestras pantallas no inspira respeto y dignidad en público. Lo privado impacta en lo público, así es como funciona la cultura. Si queremos una cultura de verdadero respeto e igualdad, debemos asegurarnos de pensar, hablar y tratar a los demás como personas completas, no como objetos.
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Por supuesto, la pornografía no es una representación precisa de cómo se ve la gente común o de cómo funcionan el sexo y la intimidad en las relaciones de la vida real. Sin embargo, las investigaciones muestran que la pornografía puede moldear la forma en que los consumidores piensan sobre los demás y sobre el sexo —¡y lo hace!—. Por ello, rechaza la pornografía, y elije una conexión real. ¡No te arrepentirás!
ORIGINAL: https://fightthenewdrug.org/ways-objectification-is-connected-to-sexual-violence/