A lo largo de este corto periodo casados, luego de haber vivido algunas cosas, haberlas meditado y reflexionado, y haber sacado lo mejor, queremos compartir con ustedes cinco cosas —seguro que hay más, pero podrían quedar para una segunda parte— que nos hubiera gustado saber antes de casarnos.
Antes de empezar a enumerarlas y desarrollarlas, no quisiera dejar de mencionar que, luego de haberlo podido conversar y compartir con matrimonios que más o menos estaban en la misma etapa, hemos coincidido en estos puntos y en aún más, así que esperamos que puedan serles de provecho.
#1 Necesitan un lugar donde vivir: necesitan un hogar.
Suena obvio decirlo, pero a veces uno no se detiene a pensar en esto, o no le da la importancia necesaria. La verdad es que no importa de qué tamaño sea, dónde esté ubicado o si es alquilado o comprado. Lo importante es que busquen la independencia de sus padres.
Puede pasar que, por querer ahorrarse un poco de plata, o por miedo a dejar a los padres solos, o por no saber decirles que no, se acepta la oferta de vivir en la misma casa que ellos. Pero la verdad es que ahora ustedes son una nueva familia, y necesitan crear juntos un hogar. Deben enfrentar todo lo que venga: juntos, pero independizados. Solo así aprenderán a solucionar sus problemas y crecerán y madurarán como pareja.
Este espacio seguro tendrá un costo, y por eso también es importante también ahorrar plata el tiempo justo y necesario.
#2 No esperes tener estabilidad en todos los aspectos de tu vida al mismo tiempo
No va a pasar. Y si te pasa, ¡enhorabuena! Pero lo más común es que o no tengas el trabajo y sueldo perfecto, o que no tengas todos los ahorros necesarios ni los estudios y maestrías que quisieras, o tal vez ni siquiera tengas la salud perfecta. Tal vez ni siquiera tengas la fiesta con la que soñabas, o el viaje de luna de miel perfecto…
No te angusties, ni esperes tenerlo todo para casarte. Nunca vas a estar 100 % listo para hacerlo. Es parte de la aventura de la vida. Pasa también con los hijos. Nunca vas a estar 100 % preparado para ser padre.
Claro que es importante realizar un debido discernimiento y tener cierta preparación (como la habitacional, sobre la cual hablamos antes). Pero recuerda lo importante: el sacramento del matrimonio les dará las gracias necesarias para llevar a cabo su vocación.
#3 Un nuevo lugar para cada cosa
Cómo hubiese querido que alguien me advirtiera de esto. Todo es muy lindo los primeros días de casados, pero también es muy diferente a tus días de soltero. Esto afectará especialmente a quienes son más reacios al cambio, o más maniáticos con su propio orden.
Es probable que al principio las cosas no tengan un lugar asignado al que estabas acostumbrado, o que no haya un horario definido o una rutina definida. Puede ser que esto te descuadre y te saque de tu zona de confort. Y es que desde ahora todo será compartido: tiempo, espacio, lugar, actividades…
El matrimonio es una empresa que crean juntos, y todas estas cosas son como un “hijo” que crean desde cero. Ustedes son los creadores de este nuevo orden. De designar un nuevo lugar para cada cosa, un horario nuevo, una rutina nueva. Atrás quedaron los días del “así lo hago yo”, del “así pongo yo las cosas” y del “este es mi orden”. Dejar de lado ese hombre viejo es también dejar atrás ese pequeño egoísmo que todos llevamos dentro, para aprender a darme más.
#4 “En los pucheros habita el Señor” (¡y también en la lavada de platos!)
Lo que nadie te dice es que la cocina se volverá el lugar en el que pasarán más tiempo. Y esto puede convertirse en algo tedioso, si es que no lo ves con una mirada de servicio.
Santa Teresa de Jesús les decía a sus monjas carmelitas: “También en los pucheros (es decir, en las ollas) habita el Señor”. Y es que es en los quehaceres cotidianos, en esas labores que a veces nos agotan como cocinar, lavar los platos, barrer, limpiar y ordenar, en donde se pone a prueba el servicio.
¿Con cuánto amor hacemos estas tareas? También ahí alcanzamos la santidad.
Puede ser que se llegue a pensar que es el otro el que tiene que hacerlo, antes que uno mismo. Pero la verdad es que no puedo esperar a que el otro dé su 50 % o 45 %, para yo dar la diferencia: uno siempre tiene que estar dispuesto a dar su 100 %. Ahí, en esos quehaceres que seguro me quitarán mucho tiempo.
Madurar en el amor es ver dónde más puedo hacer algo yo por el otro. Siempre dar más.
#5 Volver a ser enamorados
Si bien, es cierto: ahora que están casados, comparten todo, y hasta podrían estar todo el tiempo juntos en la misma casa. Pero…, ¿de verdad están juntos?
Uno de los peligros es dejar pasar los días sin dedicarle un tiempo a su relación como pareja. Las rutinas del trabajo, la casa, las salidas a casa de amigos, etcétera, pueden llegar a ocupar todo su tiempo. Así, terminarían por descuidar lo más importante: volver a mirarse a los ojos y hacer crecer el amor.
Ya sea que tengan hijos o que aun no los tengan, reviste importancia separar un tiempo para volver a tener una cita a solas, una salida juntos, un momento en el que vuelven a ser enamorados y puedan dejar a un lado todo lo demás.
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Siempre es bueno aprender y disfrutar cada momento de la vida, en la etapa o momento en el que se esté; sacarles provecho a las cosas buenas y a las que no parecen tanto. Si solo vivimos sin darnos un tiempo para hacer una pausa y ver cómo es que estamos viviendo, por un lado, no sabremos cómo lo estamos haciendo y, por otro (y como consecuencia de lo primero), no sabremos en qué debemos mejorar, o qué es lo que se ha podido aprender.
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