Enterarnos de que somos papás es un momento sumamente bonito, esperanzador y emocionante. Aunque no podemos negar que, en ocasiones, resulta difícil para ambos vivir todo el proceso del embarazo. Es por eso que, cuando recibí la sugerencia de escribir este artículo, me pareció una maravillosa idea. De esas ideas que dices: “¡Claro!, ¿por qué no lo pensé antes?”, pero que no son tan evidentes en el momento en que pensamos sobre que escribir. Así que, ¡gracias a Caro Amarillo, nuestra directora de contenido, por la gran idea, y por la confianza de compartirla!
Regresando un poco al tema, honestamente, el proceso del embarazo de mi esposa fue difícil para ella (por los evidentes cambios emocionales, psicológicos y físicos, entre otros, que acompañan el embarazo de cada mujer), y también lo fue para mí. Aunque, ¡ojo!, no pretendo robarle protagonismo: ¡esa mujer estaba creando vida en su vientre!
Pero he de ser honesto en contar mi experiencia desde la subjetividad de mi persona. No pretendo decir que todo embarazo tiene que ser difícil, pero insisto… Hablo desde mi experiencia. E incluso hay cosas que pueden resonar al inicio de un nuevo embarazo, aún si ya tienes hijos, pero mi experiencia personal era la de ser padre por primera vez. En fin: “cada quien cuenta cómo le va en la feria”, decimos en México.
Por esa razón, creo que mirando en retrospectiva haría algunas cosas de manera distinta. En cuanto a qué hacer, y en cuanto a cómo manejar diferente ciertos situaciones. Así que eso quiero compartirte hoy: algunos puntos que vale la pena considerar si tu esposa está embarazada, para acompañarla de una mejor forma. No te limites: tú agrega elementos personales tuyos, que sepas que le acomodan mejor a tu personalidad, a su relación y a ella.
#1 Comprende que la relación entre ustedes va a cambiar
No digo esto en un sentido fatalista, sino meramente como una observación. Comprender y asimilar este punto cuanto antes resulta fundamental para que pueda haber un cambio de actitud y de conducta.
¿Por qué digo esto? Porque ya no serán únicamente pareja, sino que ahora jugarán de forma paralela y simultánea el rol de papás. Ya no pensarán en un “tú y yo” únicamente, sino también en un “nosotros”, considerando a esa personita que ya llegó y que se está desarrollando. Habrá cambios en sus horarios, en su interacción, en sus planes a corto, mediano y largo plazo, entre muchas cosas. Los cambios son un hecho, y resistirse a ellos para aferrarse al “pre-embarazo” puede generar sufrimiento.
#2 Comprende que ella vivirá muchos cambios en todas las dimensiones de su persona, y que tú también lo harás
La mujer vive cambios a veces muy drásticos en cada área de su persona. La maternidad (al igual que la paternidad) viene a tocar de forma transversal el área social, educativa, laboral, espiritual y familiar de ambos, entre otras. Pero creo yo (no tengo suficiente evidencia para afirmarlo como una ley tajante, pero tampoco me caben dudas de ello) que para la mujer el cambio es más palpable, que lo experimenta en mayor intensidad que el hombre.
Estos cambios están pasando en su cuerpo (dolores, náuseas, crecimiento de sus pechos y de su vientre, aumento de peso, cambios hormonales, etcétera) y al mismo tiempo en su cabeza (el hacerse a la idea y asimilar que ahora es mamá, enfocar de forma instintiva su atención en su embarazo y en el bebé que llegó y se desarrolla, pensar a futuro 10, 15, 20 años, la emoción, el miedo, las ansias, las dudas, entre muchas otras cosas). Entonces, para comprender que todo esto es normal y difícil para ella, necesitamos ser empáticos, y hacer algunas otras cosas de las que hablaré en un momento.
Pero ojo: con esto no pretendo decir que para el hombre es bien fácil, que no nos preocupan estas cosas, que nos da igual lo que está pasando… Para nada: simplemente, que la forma de vivirlo es distinta. No podría decir “Es más difícil para la mujer” o “Es más difícil para el hombre”, porque no existe una escala objetiva para definir la dificultad o cómo vivimos las cosas. Simplemente digo que para la mujer puede ser más intenso.
#3 Aprende a pedir ayuda
Es muy importante este punto. Decía que los cambios en el embarazo son más intensos para la mujer, pero no por eso inexistentes para el hombre. Y este artículo es justamente para los hombres; por esa razón creo que es fundamental no querer hacer las cosas “sólo” por que nos han inculcado mucho esta idea de que el hombre fuerte no pide ayuda, no demuestra su preocupación o su tristeza, su frustración o su emoción. Si ves que estás teniendo dificultad para asimilar los puntos anteriores, o en general, para asimilar el embarazo, y eso se está manifestando en actitudes y conductas que no están ayudándote a ti o a tu esposa en el proceso…, ve y pide ayuda.
No tiene nada de malo pedir ayuda: no nos han enseñado cómo vivir un embarazo, y en ocasiones podemos sentirnos abrumados. Adicionalmente, para poder ser empáticos, para poder ser una mejor ayuda, para poder amar mejor y para muchas otras cosas, necesitamos estar bien con el proceso que estamos viviendo.
Toma unas sesiones de terapia (tampoco tiene que ser un larguísimo proceso), conversa con tus amigos, revisa grupos o foros de paternidad… Y no temas expresar lo que sientes: eres un hombre, no una roca inerte.
#4 Prepárate
Infórmate sobre los cambios que vienen, inicia a ahorrar, pregúntate qué tipo de papá y de esposo quieres ser, y qué estilo de paternidad que desean aplicar. La información es el mejor aliado ante el miedo, la incertidumbre y la ansiedad (emociones muy comunes en este proceso). De esta manera, teniendo más información, contando con más claridad, y con un plan financiero, podrás vivir el proceso con mayor tranquilidad. Así, a la vez, podrás estar más presente, y comprender mejor los cambios que están ocurriendo. Por ello, toma algunos libros, consulta al médico, revisa foros, sigue cuentas de paternidad en redes sociales, sigue algunos blogs… Haz lo que esté en tus manos para obtener más información.
#5 Sé paciente, empático y cercano con tu esposa
Decía en el punto 2 que la mujer vive una infinidad de cambios; por esa razón, necesitamos ser más empáticos, más pacientes y más cercanos. Ella es tu mejor aliada en este proceso. A veces habrá discusiones o no se entenderán, y está bien si se toman un momento para respirar. Pero que ese momento no se convierta en días, semanas o meses de desconexión.
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Sigue buscando momentos para hablar de las preocupaciones, miedos, alegrías y esperanzas, para hablar de sus expectativas, de qué creen que venga en el futuro, de ustedes, y de todo lo que puedan. Salgan a cenar, pidan cena, dediquen tiempo a su relación. Va a cambiar, pero no por eso va a morir. No hace falta vivir el duelo, pues tu matrimonio y tu esposa no se van, de verdad.
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Con amor, Bernardo.