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¿Cómo abordar la educación sexual? 4 consejos

La educación sexual sigue siendo en muchos ámbitos un tema difícil de hablar, abordar, proponer y orientar. Esto no ocurre, precisamente, porque sea compleja, densa o vergonzosa, sino porque todo este tiempo lo hemos estado haciendo de la forma equivocada. 

Una “educación” sexual basada en ideologías es dañina para el ser humano, pues enseña una pésima comprensión sobre la persona humana, tiende a ser reduccionista. Además, en el peor de los casos, puede llegar a inducir a quienes la reciben a una serie de prácticas que deriva en adicciones.

¿Qué es la educación sexual?

La verdadera educación sexual es aquella que aborda a la persona humana integralmente. Entonces, es aquella que no se reduce únicamente a la genitalidad o a actos concretos. La verdadera educación sexual es capaz transmitir que, en todas las dimensiones de la realidad humana, se puede educar para amar. 

Por tanto, la verdadera educación sexual es aquella que es capaz de enseñar el propósito y sentido de nuestros deseos y pasiones. Es una educación que encamina a la libertad. Así, previene mucho más que una enfermedad venérea o un embarazo inesperado. Previene la objetivización de la persona y el riesgo a usar y ser usado. 

Te compartimos, a continuación, algunos tips para poder llevarla a la práctica.

1. Correcta comprensión de la sexualidad

En primer lugar, es preciso una correcta comprensión de la sexualidad humana: el primer paso para una vivencia plena de la sexualidad y, aún más, para poder enseñarla de manera íntegra, es conocerla como lo que es en realidad. La sexualidad humana no es solo sexo, no es solo placer, no es solo intimidad, es mucho más, es persona. 

Cuando hablamos de sexualidad humana, hablamos de mi persona, de lo que soy como varón o como mujer. La sexualidad es la manifestación de toda mi persona y se compone de múltiples ámbitos relacionados entre sí: el biológico, el psicológico, el espiritual, el emocional y social. Es esta correcta y verdadera comprensión la que nos ayuda a vivir de forma plena la misma. Cuando logro desligar la sexualidad de ideas preconcebidas cargadas de ideologías, puritanismo y mentiras, logro verla y reconocerla como lo que es un don dado por Dios.

2. Prácticas que atentan contra la sexualidad

En segundo lugar, es necesario comprender qué prácticas profanan este don: una vez se comprende la sexualidad de esta forma, podemos entender el porqué los desórdenes en nuestra sexualidad afectan toda la persona, la forma en la que nos relacionamos con los demás, con nosotros mismos y con Dios. Esta misma comprensión nos dará una amplia capacidad argumentativa para explicar el porqué muchas prácticas en materia sexual presuponen un alto riesgo para la integridad personal y la capacidad de ejercer y vivir plenamente el don de la sexualidad. 

Generalmente, la forma en la que muchos de nosotros hablamos, enseñamos, predicamos y alertamos sobre prácticas como la pornografía, la masturbación y la fornicación se quedan únicamente en un discurso moral. Así, por supuesto, no podemos ignorar la inmoralidad intrínseca de estos actos, pero en un mundo tan hipersexualizado como el de hoy nuestra única herramienta no puede ser la moralidad, el decir es pecado y punto. 

Tenemos que dar razones, argumentos contundentes y reales, debemos hablar sobre las consecuencias físicas y emocionales que cada una de estas prácticas traen consigo. Sin embargo, aún más, debemos concientizar que cualquier práctica sexual que no respete el cuerpo y el alma es fuente no solo de heridas sino que también constituye una profanación de nuestro cuerpo y por consiguiente de nuestra persona. 

3. El factor n0p0r

En tercer lugar, concienticemos: por desgracia, el acceso tan fácil a la pornografía significa hoy un despertar sexual prematuro para muchos. Las estadísticas más recientes nos indican que el 90% de los adolescentes entre 13 y 18 años ya consumen pornografía habitualmente. Incluso, hoy, la edad de primer consumo baja cada vez más, como resultado hoy el 17% de los niños de 8 años ya ha tenido un primer encuentro con la pornografía. 

Esto quiere decir que a los 13-14 años de edad muchos de los adolescentes tienen una visión completamente distorsionada de la sexualidad humana. Además, en muchos casos, este consumo acompañado con la práctica de la masturbación se convierte para muchos en una adicción. Así, todos aquellos que acompañamos, dirigimos, aconsejamos, o tenemos contacto con jóvenes y adolescentes tenemos todo un reto: ayudarles, acompañarlos, empatizar con ellos, entender que estos desórdenes en materia sexual han impactado significativamente sus vidas. Por ende, necesitan de más paciencia para volver a ordenar y sanar lo que la cultura de la hipersexualización ya rompió en ellos. 

4. Hablemos más

En cuarto lugar, necesitamos hablar más:  creo que esto aplica especialmente para todos los padres. La responsabilidad de educar correctamente a los hijos significa también educar en la sexualidad. ¿Es este un tema difícil de hablar? Depende de ti y solo de ti. 

Si para ti la sexualidad humana está relacionada con el morbo, con la hipersexualización, con lo impuro, con lo sucio o lo desordenado, sí será un tema no solo difícil sino incómodo de hablar. Sin embargo, si a este punto del artículo ya lograste entender, la belleza de la sexualidad humana será un tema hermoso de explicar, porque es un tema directamente ligado con la dignidad que quieres cuidar en tus hijos.

El desarrollo psicosexual normal

Todas las personas pasamos por un desarrollo psicosexual normal. Este desarrollo va acompañado ciertas etapas y de una tarea correspondiente para ese rango de edad. Conociendo ese orden, sabrás cómo educar y cuándo será el momento indicado para tocar ciertos temas que un niño debe escuchar de primera mano de su papá y mamá. 

Para que te hagas una idea de cómo ayudarles a tus hijos en este ámbito, te explico: 

  • En los primeros años de vida, 0-2 años, el niño necesitará desarrollar un apego sano por sus padres; necesitará desarrollar lazos de amor seguros con sus padres. 

  • De los 3-5 años, llega la etapa de identificación y afirmación del género, en esta etapa es fundamental que ambos progenitores acompañen al niño a identificarse y afirmarse en su realidad (dada por Dios) de ser varón o ser mujer. Esto puede hacerse desde la sencillez de hacerle ver que ser hombre es una bendición, es un regalo dado por Dios, al igual que ser mujer, nuestro género es y siempre será una bendición. 

  • Finalmente, de los 12-22 años llega la etapa de la exploración sexual, esta debe ser una etapa de mucho acompañamiento, pues es la etapa donde el adolescente aprende a dominar e integrar el impulso y los deseos sexuales y, aún más, aprende a reconocerlos nuevamente como un don de Dios, don que si no se cuida puede llegar a desviarse de su propósito inicial y traer muchas consecuencias dolorosas para sí.

***

Como puedes ver, la educación sexual integral es realmente hermosa porque nos educa para amar. No tengas miedo a formarte sobre este tema, atrévete a vivir una sexualidad realmente plena y sobre todo a dejarte guiar y guiar a otros por este que es el diseño que Dios siempre pensó para nuestra vida. 

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