Un poco de spoiler: la incompatibilidad sexual en el matrimonio no existe. Dicho esto, es fácil crearse expectativas falsas simplemente viendo cómo los personajes de las películas se miran, se atraen, se acuestan y todo es maravilloso. Sin embargo, vas a tu casa, con tu marido/mujer, y la decepción, incluso frustración, puede ser muy grande. La pregunta clave es: ¿Sabemos gestionar/entender nuestras diferencias hombre-mujer?
Es cierto que el sexo muchas veces es espontáneo, pero la realidad suele estar bien lejos de eso en una vida conyugal repleta de imprevistos, rutinas y circunstancias varias que hacen que la llama no surja rápidamente. Quizá podría resumir el logro de la compatibilidad sexual en el matrimonio en estos cuatro ingredientes básicos.
1. Respeto y comprensión
Tanto para los recién casados como para los que llevan varios años de vida en común, todas y cada una de las relaciones sexuales deberían cuidarse con esmero. Preparar con cariño, incluso desde horas tempranas, no sólo el cuerpo, sino sobre todo el afecto.
Aquí entran en juego la paciencia, el cariño y la ternura. Aprender a esperar, si hace falta, a tener una relación para que el otro esté preparado. Y, sobre todo, tener claro que una relación sexual es una expresión de amor, de entrega al otro, no un mero intercambio de placeres (físicos o afectivos).
2. Conocimiento
No me sorprende cuando una mujer recién casada me cuenta que la cosa no fluye según lo esperado, porque los cuerpos no se unen al mismo ritmo en afectos y pasión genital. La realidad es que las curvas de excitación del hombre y de la mujer son bien diferentes: la respuesta de los órganos sexuales y la experiencia de placer también.
De forma teórica, podemos saber que no somos iguales, pero es algo que hay que ir entendiendo con la propia experiencia, sumada a las circunstancias propias de cada momento que pueden condicionar. Por ejemplo, no es lo mismo una relación sexual durante unas vacaciones relajadas que en medio del estrés laboral o de un embarazo o posparto.
3. Comunicación
Es importante tratar de vivir todos los pequeños momentos de cada día pensando en el otro, buscando hablar y entenderse en tantos otros aspectos que no son el puramente genital. ¿Cómo nos hablamos? ¿Cómo nos miramos? ¿Cómo pensamos en el otro? ¿Cómo escuchamos? ¿Cómo expresamos nuestras necesidades? Y por supuesto, ¿hablamos de la experiencia sexual entre nosotros?
El tema del sexo debe estar presente en nuestras conversaciones. Si bien el sexo no es lo más importante del matrimonio, sí es un aspecto que no hay que pasar por alto. A veces las incomprensiones vienen de no ser claros en qué manifestaciones de amor nos gustan más o menos. Por ejemplo, si no te digo que me repele que me toques la oreja, lo vas a seguir haciendo sin saber que no me gusta.
4. Tiempo
Lo normal es necesitar tiempo para descubrir cómo baila el otro, qué desea, qué necesita, cómo lo vive, qué espera…
Cuando existe la buena intención de desear lo mejor para el cónyuge, añadiendo todos los puntos anteriores, la compatibilidad sexual irá mejorando con el tiempo. A largo plazo, seguro que será mejor.
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El buen sexo es fruto de una vida en común bien cuidada. Por eso se dice, con mucha razón, que el sexo va mejorando con el tiempo, y que la incompatibilidad sexual no existe. Lo que verdaderamente existe es una compatibilidad trabajada en todos los ámbitos.Para más consejos, podéis seguirme en mi cuenta de Instagram: @evacorujo_letyourselves.