Querer al otro libre. Eso es un amor puro: un amor que deja que el otro crezca. Y esto es sin duda lo que más me está costando últimamente (digo yo, Ana). Quizá todo venga de que estamos pasando una época en la que tenemos poco tiempo de calidad en pareja. Bien sea por el MIR, o por la cantidad de compromisos que cada uno tiene.
Es normal que a veces nos salga la vena egoísta. Esa que hace que queramos al otro solo para nosotros mismos, que queramos que su tiempo libre sea nuestro. Eso, en vez de liberarlo, lo agobia. En definitiva, se trata de un amor egoísta. Y, aunque nos cueste, tenemos que huir de ello.
Como todo, esto está muy bien decirlo e incluso soñarlo, pero es importante aterrizar en cómo lo conseguiremos. En cómo pasamos de un amor egoísta, que quiere al otro todo para sí mismo, a uno puro, que quiere el bien del otro y que quiere que el otro crezca libre. Por ello, en este artículo te proponemos tres claves para amar con libertad.
1. Hablar con el otro
Si te está costando aceptar que todo su tiempo no es tuyo, si ves que estás cayendo en ese egoísmo, lo mejor que puedes hacer es hablarlo con tu pareja y apoyarte en ella. Es bueno que el otro sepa tus luchas, para que entienda cómo te sientes y pueda ayudarte a superarlas.
2. Entender que el otro no se completa solo contigo, y que tú no te completas solo con el otro
El otro es y se completa con todas las personas y hobbies que tiene en su vida. Tú eres una de ellas, y una parte más que importante. Tenemos que dejar ese espacio para que el otro adquiera valores, hábitos o cosas que tú no le darás. Por ejemplo: yo nunca le daré a Pepe el desfogue que le da el karate, él necesita de ese deporte semanal, y quitarle ese tiempo de ir a karate sería amarle de forma egoísta.
3. Amar libre es asemejarnos al amor que Dios nos tiene
Ser capaces de dar ese espacio al otro, ser capaces de amar de forma generosa, es asemejar nuestro amor al de Dios. Al final, Dios nos creó libres. Él no nos obliga a ir a misa todos los días, a rezar cada dos por tres. Él quiere que libremente le escojamos. Y eso, sin lugar a dudas, es mucho más poderoso. Y es síntoma de un amor mucho más fuerte.
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Por todo ello, te invitamos a querer al otro de una forma más pura. Quererle libre. Quererle con sus planes. Y dejar de pensar que solo me querrá si me da todo su tiempo. Tenemos que entender que en el noviazgo somos dos aún. Ya tendremos toda una vida para ser uno. Ahora nos toca crecer libres.
Si tenéis cualquier pregunta no dudéis en escribirme a @princespequitas. También podéis vernos a los dos en Youtube: Querer para dummies.