Empezar una relación trae muchas batallas pequeñas que necesitamos enfrentar. Cuando conocemos a alguien y queremos compartir nuestra vida a su lado, todo parece ser muy lindo. Todo parece ser como “sacado de un cuento de hadas” y como muchas veces lo soñamos. Sin embargo, una vez que empieza la relación, nos empezamos a dar cuenta de que es hay cientos de retos por enfrentar. Uno de esos retos es, precisamente, poder compartir toda nuestra vida junto con esa persona. Una parte muy importante de esto tiene que ver, justamente, con introducirlo a nuestra familia. Justamente sobre esto quisiera hablarte hoy.

Siéntete libre de vivir los tiempos en tu relación

Muchas veces, cuando hemos conocido a alguien y nos hemos convertido en novios (o enamorados como dicen en otros países), se genera la expectativa en la familia. ¿Cuándo lo vas a presentar? ¡A ver, enséñame una foto de él/ella! ¿Yo lo he visto antes?
Esto y, tal vez, más situaciones, se presentan en los primeros meses incluso a semanas de haber empezado la relación. Lo más importante, siempre, es que haya una experiencia de libertad. Es decir, que no sintamos que es una presión “hacerlo pronto”. Debería suceder cuando ambos nos sintamos tranquilos de presentar al otro.

Conoce el corazón de tu familia

Es importante, también, comprender el contexto familiar propio que vivimos. Hay ciertas familias donde los padres pueden ser celosos frente a la llegada de las parejas de sus hijos. Muchas veces, es el padre, otras veces la madre. En algunas ocasiones, ambos. Frente a esto, es importante comprender ¿en quién me puedo apoyar primero para dar la noticia? ¿Es mejor uno primero o los dos al mismo tiempo?
Asimismo, es importante no desconocer el momento en que nuestra familia se encuentra. No es lo mismo conocer a alguien cuando mis padres están pensionados, o si no lo están. Tampoco es lo mismo presentarles a alguien siendo yo universitario o profesional. O si hay algún otro factor que este estresando a la familia como un tema de salud. En algunas ocasiones, la presentación de la pareja a la familia puede terminar no siendo lo que esperábamos. No nos acomodamos a la realidad particular de nuestra familia. Cuando eso ocurre, puede tender a ser difícil y confrontador dentro de la familia.

Consúltalo con tu pareja

Por más que nos parezca natural presentar a nuestra pareja a la familia, es prudente también preguntarle cómo le gustaría que fuera ese momento. En algunos casos, ocurre que se invita a la pareja a una celebración familiar para presentarlo (cumpleaños, Navidad, etc.). Puede resultar, según la personalidad de la pareja, abrumador para la persona, conocer tantas personas en un solo momento, si el encuentro involucra más allá de la familia nuclear. Poder tener un pequeño diálogo sobre el tema es importante. Así empezamos a conocer el corazón de nuestra pareja.

¡Sé creativo!

Si te pones en los zapatos de tu pareja o de tu familia, te darás cuenta que conocer al novio o novia, en el caso de tus papás o conocer a tus suegros y cuñados, en tu caso, genera expectativa. Algunas veces, ansiedad. Otras, miedo. Por eso, una buena idea es que el encuentro tenga alguna actividad breve, donde la familia y la pareja se involucren en un breve diálogo que les permita romper el hielo, sin exponer
mucho a nadie, de modo que así se dé una integración positiva. Por lo general, una buena forma de conectar con alguien que entra a ser parte de la familia es hacerlo con diálogos cortos y sobre temas de interés común. De este modo, entrar en la conversación no se siente incómodo. Más bien, conduce a abrir conversaciones de interés.

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En conclusión, sabemos que esta experiencia siempre genera inquietud en la pareja y en sus familias. Inevitablemente, habrá muchas expectativas. Sin embargo, hay ciertas acciones, como las que hemos mencionado anteriormente, que pueden hacer que el momento sea más llevadero para todos.
Es importante que, la hora de presentar a nuestra pareja, sea una experiencia significativa. Pues es el inicio de la relación de nuestra pareja con nuestra familia. Si bien esto no debería generar estrés y tensión en la familia, sí es necesario que haya un espacio concreto donde nuestra familia pueda interactuar por primera vez con el otro. Cuidar un poco el formalismo en el momento es ideal. Pues será la primera impresión que todos lleguen a tener.