Siempre me pregunté cómo saber si la persona con la que actualmente estoy, o a quien estoy conociendo, es la indicada. La verdad es que este tipo de interrogantes siempre están presentes, porque somos seres tan dispuestos a ser felices que este tipo de decisiones, como quedarse con alguien para toda la vida, es una de las más difíciles; claramente, está perenne el temor a fracasar y a no elegir correctamente.
No es una interrogante fácil de responder, porque, ante la consulta, muchas personas nos dirán: “sabrás que es la persona indicada porque te cuida, te respeta, se nota que te ama, es detallista, etcétera”. Funciones que, de por sí, una persona sí o sí debería ejercer con todo el mundo. Funciones que resultan perfectamente aplaudibles, y que van más allá de lo ordinario. Pero hay algo más, y que ya va más allá de cualquier explicación. Esto se siente, y se vive. No sabes cómo decirlo: simplemente algo dentro tuyo te dice que es esa, esa es la persona.
Pero nuevamente regresaremos a la pregunta: ¿cómo sé que efectivamente estoy en lo cierto? Nuestra corta experiencia —y habiendo consultado a otras parejas en todo este tiempo— nos hace creer que tenemos la fórmula secreta. Sabes que es la persona indicada cuando:
#1 Lo sientes así
Esas cosquillas en el estómago de tus primeros encuentros con esa persona, esa ilusión de primer momento, esa sonrisa de oreja a oreja, esa cara de “tonto”, ese pensar a cada momento en cómo sería si … Todos estos sentimientos encontrados no serán cosa de todos los días.
Muchos quisiéramos que fuese así, pero el amor se transforma, y ese sentir efectivamente queda, pero no de la forma en como creemos.
Cuando hablamos de “sentir que es la persona indicada” es porque va mucho más allá de los sentimientos de primeros meses de enamorados o de estar conociéndonos. Es un sentimiento único, tanto como si realmente una voz interior te dijera a cada instante: “es esa la persona”.
Y, no: no es fácil discernirlo, tienes que rezarlo mucho, para estar seguro de que eso que sientes no es solo parte de la costumbre o el capricho, si no que es porque realmente no te ves con nadie que no sea esa persona. Miras al futuro y te ves con ella, sientes que toda tu vida cobra mucho más sentido cuando te imaginas formando una familia con esa persona, y es que claramente este sentir requiere de mucha madurez; porque la persona indicada no será solo para un amor de parque, sino que será la persona que querrás para toda tu vida, y es así como lo sientes cada día que estás a su lado, o que la abrazas o besas. Simplemente lo sabes porque lo sientes.
#2 Lo crees así
Hay que creerle al amor, y creer en el amor. Luego del sentir —que mencionamos que se transforma— llega el momento más profundo, que es el amor verdadero. El amor, que todo lo puede, y que muchas veces también todo lo soporta. No solo es sentir: es creer que esa persona realmente es el amor que toda nuestra vida soñamos.
Y sí, todos hemos soñado alguna vez con algún tipo de persona, que sería “perfecta” para nosotros. Y lo decimos entre comillas, porque nadie es perfecto, pero en nuestra mente, para nosotros lo es, porque así lo creemos.
El sentir y el creer deben ir de la mano en este camino: yo no solo siento, también creo, creo porque mis convicciones hablan y mi mente me dirige hacia un camino acompañada de esa persona, donde la confianza en mi y en el otro, priman.
Como en la consagración en la misa, sucede lo mismo, sientes un amor por Dios realmente sincero, pero no basta con sentirlo, debes creer que Él es ese pedacito de pan, que se ha transformado y ha hecho así por ti y por mí. De la misma manera, esa confianza de creer, deberá llevarnos a la firmeza de saber que hay un amor para ti, esperando por ti, en una persona.
#3 Reúne tus no negociables
Lo sientes y lo crees por tus convicciones, y porque así lo soñaste primero. Pero antes de soñarlo, lo pensaste, y eso que pensaste que querías que tuviera la persona indicada para ti, eso es lo que la hace especial para ti.
Y ante esto, todos tenemos personas indicadas según nuestras propias creencias o convicciones o propios lenguajes de amor. Algunos querrán personas responsables, detallistas, que crean en Dios, que quieran vivir la castidad…; que, para nosotros creyentes, debería ser lo más importante, lo no negociable; pero no todos opinamos igual, por lo que cada quien tendrá su propia versión sobre lo que quiere para sí mismo, y lo que por nada del mundo cambiaría.
Por ello, nadie más que tú sabe quién es su persona indicada, porque tú la has soñado y pensado, tú sabes cómo quieres que sea, y según lo que tú sientas y creas podrás entender que nada te hará más feliz que ser y vivir una vida al lado de alguien por el que rezaste todo este tiempo.
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De más está decirte que todas las personas deberíamos reunir cualidades básicas, como el sentido de responsabilidad por el otro, la empatía, ser fiel, la caballerosidad si eres varón, anhelar una vida en castidad, etcétera; ser una persona de buenos valores es lo principal, lo demás viene por añadidura y según lo que tu corazón anhele.
Recuerda que cada persona tiene su propio punto de vista sobre la persona indicada para cada uno. Somos libres en el amor, y eso es lo que nos hace plenamente únicos y especiales. Pero algo que sí consideramos es que estas 3 partes de la fórmula tienen que ser una suma en donde ningún factor falte, porque puedes sentirlo, pero no creerlo, o puedes creerlo, pero no sentirlo; pues todo tiene que ir de la mano con la responsabilidad de saber y creer que esa persona te hace bien y feliz; y que, por convicción has decidido elegirla para toda tu vida. Este camino puede tomar solo algunas semanas, o muchísimos años; créenos que el tiempo no será un factor determinante, el factor determinante serás siempre tú.
Atte. Los Compis.