Muchas veces hemos experimentado estar atados a relaciones, trabajo y situaciones que no nos dan paz. Normalmente, nos damos cuenta de que algo está pasando en nuestro interior, pero nos cuesta reconocer qué es lo que realmente está generando esta falta de paz. También es verdad que mirar hacia adentro nos puede dar miedo por lo que podamos descubrir.
¿Por qué pasa esto? En ocasiones, nos quedamos con aquello que es «cómodo» para nosotros —con lo que ya conocemos—, sobre todo en las relaciones de pareja. Repetimos patrones muy alejados del amor real: es lo que hemos aprendido y, mientras no cuestionemos aquello con lo que hemos crecido, seguiremos cayendo en lo mismo.
Pero, ¿qué hacer si algo no me da paz? ¿Cómo soltarlo? ¿Cómo saber si mi sentir es real, o es solo miedo o huida? Hoy les compartimos algunas herramientas que les pueden ayudar en este proceso.
#1 Aprende a escucharte
Si escuchar es un arte, escucharte a ti mismo es aún más difícil. Pero sólo aprendiendo a escucharnos lograremos reconocer lo que es bueno para nosotros, aquello que realmente nos da paz.
#2 Sé sincero contigo mismo
Si te llegan dudas sobre una situación o relación que no te da paz, piensa a qué se debe. No justifiques nada: intenta ser muy objetivo y claro. ¿Por qué sientes esto? ¿Qué te quita la paz?
#3 Escucha al otro
Todos tenemos a nuestro alrededor personas que nos aman. Quien ama busca siempre el bien del ser amado. Algunas veces no querrán decirnos su preocupación, por miedo a perdernos o lastimarnos; algunas otras nos lo dirán, y no será fácil para nosotros.
Sea una opción o la otra, escucha a quien te ama: ¿qué ve esa persona? ¿Por qué piensa que no te conviene determinada situación? Escucha con atención y abre tu corazón a lo que escuches.
4. Deja que te ayuden
Si te has dado cuenta de que algo te hace daño, suéltalo. Pero soltar no es fácil, ¿no? Así que déjate ayudar por un especialista que te encamine en cada paso.
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Busquemos el amor real: dejemos aquello que nos hace daño. Esperamos que estas herramientas te sirvan para ello.
Con cariño, los Nandos.