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Cuando sentimos que el amor «se acaba», todavía podemos decidir seguir amando

En medio de la rutina, las responsabilidades y las dificultades cotidianas, es fácil para los casados perder de vista el fuego del enamoramiento que ardía tan fuerte durante el noviazgo. Es ahí donde la verdadera esencia del matrimonio se revela.

Amor, un don para el otro

El amor no un sentimiento pasajero, sino una decisión consciente y continua de donarte al otro. Cuando sentimos que el amor se acaba, aún tenemos la capacidad de elegir seguir amando.

Tres recordatorios para la ilusión del “se acaba”

Primero:

El amor es un compromiso basado en la voluntad de buscar el bien del otro, incluso cuando no es fácil o cómodo. Amar en el matrimonio implica aprender, escuchar, ceder, perdonar, madurar, perseverar.

Segundo:

Busquemos renovar nuestra relación a través de gestos cotidianos de amor. ¿Cómo voy a demostrar mi amor hoy? Puede ser con pequeños actos de servicio, un cálido abrazo, unas palabras de admiración y agradecimiento, un detalle especial, un tiempo exclusivo dedicado a estar juntos. Cada acción cuenta para fortalecer el amor.

Tercero:

Procuremos cultivar nuestra vida espiritual. Mantenernos conectados con Dios es fundamental para recibir la gracia necesaria para enfrentar los desafíos del matrimonio.

***

Que Dios nos conceda la sabiduría y la fortaleza para elegir el amor cada día en nuestro matrimonio. Con su ayuda, sí es posible mantener vivo el fuego del amor, incluso en los momentos más desafiantes.

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