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¿El aborto puede ser salud sexual?

En la actualidad se asegura con radicalidad que el aborto es un procedimiento médico, una práctica segura e incluso es equiparado con salud sexual y reproductiva femenina. Sin embargo, como ginecobstetra puedo decirles que no hay nada más lejos de la realidad, porque esto definitivamente no es lo que evidencio en mi día a día como especialista en la salud de la mujer. 

Hoy quisiera compartirles a todas mis pacientes y a las mujeres que me leen, cómo el aborto inducido no solo no es salud para ninguna, sino que corroe las vidas —desde el interior— de todos los involucrados y acaba, cruel y dolorosamente, con aquellos que ya han iniciado su existir en el vientre de sus madres.  

¿Qué es salud? ¿Qué constituye un procedimiento médico? 

Mucho se habla sobre la salud, sobre cómo preservarla, y qué hacer o dejar de hacer para mantenerla. Sin embargo, como sociedad hemos perdido el norte. Hemos olvidado que el tener salud implica ser verdaderamente libres para tomar las decisiones —a veces con esfuerzo— que se requieren para obtener el mayor bien. Esto requiere respetar nuestra propia dignidad y la de todos aquellos que nos rodean. 

La salud es un estado de completo bienestar físico, pero también mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad. (1) Asimismo, para considerar cualquier procedimiento como médico, este debe ser un servicio o atención que siempre busque promover, mantener, monitorizar o restaurar la salud (2) a través del diagnóstico de enfermedades y/o con fines terapéuticos. (3) De esta manera, para que el aborto pudiera ser considerado un procedimiento “médico, seguro, y que promueve la salud”, debería restaurar o mantener este estado de sanidad en todas estas dimensiones. Esta aseveración es lo que pretendo analizar con ustedes.

El aborto atenta contra la misión del obstetra

Como ginecóloga y obstetra, mi deber es que cualquier procedimiento que realice cumpla tres condiciones. Primero, que sea necesario para mis 2 pacientes, madre e hijo. Segundo, que los beneficios superen a los riesgos. Tercero: debo regirme por el principio de “primero no hacer daño”. 

NINGUNA de estas 3 condiciones se cumple en el aborto inducido. Más aún, ¿podría yo ser coherente como ginecóloga si practicara un procedimiento donde siempre muere uno de mis pacientes? ¿Podría decir que es seguro y beneficioso para la salud del binomio materno-fetal?

El aborto no salva vidas maternas

Al hablar exclusivamente del bienestar físico de la mujer, en el aborto inducido no hay ninguna anomalía que corregir. No estamos restaurando un órgano o dando tratamiento a una patología, porque el embarazo es un estado fisiológico. Cuando el embarazo se complica con una enfermedad grave como cáncer, cardiopatía severa, enfermedades autoinmunes descompensadas u otras patologías pre-existentes, se debe recordar que los cambios gestacionales son transicionales, fisiológicos y paulatinos, por lo que se puede y se deben hacer intervenciones multidisciplinarias (de prevención, intervención primaria y tratamiento) que permitan llevar al feto a la viabilidad y a su vez a la compensación materna. Este realmente es nuestro deber como ginecobstetras, para esto somos entrenados: para cuidar y salvar vidas. 

En cuanto a las patologías maternas exclusivas del embarazo, como preeclampsia o diabetes gestacional de difícil manejo, se deben entender 2 conceptos: Primero, no son causadas por la gestación en sí sino por una predisposición metabólica y/o vascular específica de la paciente. Segundo, en estos casos es mucho más rápido y efectivo para restaurar su salud el inducir el parto o llevar a la paciente a cesárea, que realizar un procedimiento abortivo. Podemos hacer esta declaración basados simplemente en el factor de tiempos comparativos entre estos procedimientos. Por tanto, un aborto inducido, es decir, matar deliberadamente al feto, jamás será necesario para salvar la vida de la madre.

El aborto pone en riesgo la salud física y la fertilidad futura

Por otro lado, la evidencia científica establece que existen múltiples riesgos asociados al aborto, y el hecho que esté despenalizado no lo hace seguro ni desaparece instantáneamente las posibles complicaciones. En efecto, estas no están asociadas a la clandestinidad, sino al procedimiento per se

Las mujeres que se someten a un aborto farmacológico pueden presentar: efectos adversos a los medicamentos como: diarrea, (4-13) emesis, (4-14) dolor pélvico severo, (4-9,11,12,14) fiebre, (4,6,7,8,11,12,15) cefalea (4,6,7,9,11-13) y reacción alérgica (6,14). También pueden presentar aborto incompleto con requerimiento de manejo quirúrgico, en el 3.6 al 15% (4-9,14,16-19); sangrado vaginal, (4,6,8,9,14) que puede ser abundante en el 10% (5,14), con necesidad de manejo médico y quirúrgico urgente; infección en el 0.2-4% (4,5,6,9,14,16,18,19,20-24); y ruptura uterina en el 0.4% de las pacientes con cicatriz uterina previa.(8,25)

Por su parte, el aborto quirúrgico se puede asociar a complicaciones como: hemorragia severa (26,27) en el 2.3-16% (28) con requerimiento transfusional y manejo quirúrgico (en algunas ocasiones histerectomía); perforación uterina en el 1.8% (28,29,30); desgarro cervical en el 3.8% (31,32,33); lesión de órganos intraabdominales en el 0.8-2%, (34) con la realización perentoria de intervenciones médicas y quirúrgicas y, los consiguientes riesgos inherentes de estas; e infección, hasta en el 5% (26,29,35-39) que puede ocasionar sepsis severa y muerte en el 0.2-1% de las pacientes. (40,41)

Por último, a largo plazo, la fertilidad posterior de estas mujeres puede verse afectada, ya que la recurrencia de estos procedimientos abortivos quirúrgicos se ha asociado a infertilidad secundaria por la presentación del síndrome de Asherman (42,43). Esta condición consiste en que las paredes uterinas se adhieren impidiendo la implantación embrionaria. Finalmente, otro riesgo del aborto quirúrgico es el parto pretérmino por incompetencia cervical (44), el cual se incrementa 4 veces más para las mujeres que se sometieron a un aborto inducido en comparación con la población general. (45)

El aborto pone en riesgo la salud mental y social

Ahora, una mujer puede percibir que su embarazo está afectando su bienestar mental y/o social por diferentes circunstancias familiares, económicas, de su proyección futura, etcétera. Pero la pregunta es: ¿El aborto soluciona alguna de estas problemáticas? Nuestro deber como médicos es ir a la raíz de esa afectación y brindarle todo el apoyo psicológico, económico y social que requiera. 

Asimismo, existen varios estudios que demuestran que el aborto tiene un impacto negativo en la salud mental de la mujer al incrementar el riesgo de trastornos de ansiedad, depresión, trastornos de estrés postraumático, ideación suicida, episodios de manía en mujeres con diagnóstico de trastorno afectivo bipolar, y la prevalencia de la dependencia de alcohol y drogas (46). Generan también en algunas mujeres trastornos en la sexualidad como dispareunia (dolor con la relación sexual) y disminución de la libido, así como alteraciones del ciclo menstrual y dolor crónico como manifestaciones psicosomáticas.  

Cabe agregar que alrededor del 60-70% no logran continuar su relación después del aborto. Con ello, el aborto causa un impacto negativo tanto en los demás como en una misma. (46-52)

* * *

Frente a todos estos argumentos alguno podría tratar de seguir justificando el aborto diciendo: “todos los procedimientos tienen complicaciones.” Sin embargo, a ellos les digo: eso es cierto, pero la diferencia radica en que los riesgos se asumen si y solo si el paciente necesita el tratamiento y si los beneficios están por encima de los riesgos. La evidencia científica deja claro que este NUNCA es el caso del aborto inducido. 

Otros dirán: “Los porcentajes de riesgo para la salud son bajos.” Bueno a ellos debo decir que todo médico hace un juramento de proteger la vida y la salud integral de sus pacientes. Y los bebés, que son los que  mueren en cada aborto, son mis pacientes más pequeños y también debo proteger sus vidas.

REFERENCIAS:

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