El verdadero amor está en crisis, y por eso aquí te cuento de 4 crisis en concreto que, de no hacerlas conscientes, pueden hacer que nuestra capacidad de amar se erosione, se diluya y se pierda.
Crisis de atención
Amar a alguien es prestarle atención. En medio de la cultura de la dispersión, nos tardamos 12 segundos en distraernos si algo o alguien, por así decirlo, no captan nuestra atención. Esto lo vemos en redes sociales, con el famoso fenómeno de “scrolling”. Esta crisis acrecienta el riesgo de que nuestra atención a otros dependa de qué tanto “entretenimiento” o “atractivo” nos aportan.
Crisis de presencia
Amar a alguien es estar presente. Vivimos ocupados para nuestros amigos y seres queridos, vivimos en una cultura que privilegia el hacer sobre el ser. Para amar hay que ser y estar, incluso en los momentos más ordinarios. Pronto muchos se dejarán de sentir importantes por decir “no tengo tiempo”, y se irán sintiendo solos, llenos de arrepentimiento.
Crisis de egoísmo
Amar a alguien es salir de mí mismo. Por eso debemos discernir y cuestionar críticamente cuando el llamado “amor propio” se convierte en un impedimento para salir de mí y ser generoso, al grado de anteponer a otros que amo antes que a mi comodidad.
Crisis de reduccionismo
Amar a entregarse con todo el ser. Y hay quienes “reducen” el amor únicamente a gestos físicos: besos, abrazos, apapachos. Otros lo “reducen” a mero sentimentalismo, a sentir bonito y decir cosas bonitas, sin demostrarlo con obras. Otros lo “reducen” solo al plano espiritual: “rezo por ti”…, y no hacen nada más que eso, lo cual limita el amor. El amor es entrega total del ser en cuerpo, alma y espíritu.
* * *
Deja en comentarios qué otra crisis agregarías. Debemos estar alertas y custodiar nuestra capacidad de amar en plenitud.
Si te interesa conocer más sobre estos temas, puedes buscarme en Instagram: @jorgerinconcj