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¿Estás en una amistad tóxica?


La amistad es una de las relaciones humanas más valiosas. Sin embargo, no todas las amistades son beneficiosas. A veces, una relación que parece ser una fuente de apoyo, puede convertirse en un obstáculo para tu bienestar emocional. Con frecuencia, cuando pensamos en relaciones tóxicas, nos viene a la mente aquellas que involucran a las parejas sentimentales. ¡Todas nuestras relaciones pueden serlo!


¿Qué hace que una amistad sea tóxica?


Para comprenderlo, primero, debemos entender la esencia de una amistad saludable. Hay que recordar que la amistad es una forma de amor (los griegos tenían un nombre especial para ella: philía -φιλία-). Es, entonces, una forma de amor con sus características propias.


Es necesario repetirlo: la amistad sigue siendo amor. Es decir, la define la búsqueda del bien del otro. Una amistad genuina debería ser un espacio de apoyo mutuo, fomento del desarrollo personal, confianza y respeto.


Sin embargo, existen esas amistades en las que no se ama, sino que se usa. En las relaciones, todos deben permitirte ser auténticos y crecer como individuo. Si sientes que no pasa, es tiempo de evaluarlas. A continuación, te menciono algunas señales de alarma:


Señal 1: desequilibrio de poder


Una amistad tóxica, a menudo, presenta un desequilibrio de poder donde una persona intenta dominar o controlar a la otra (como Sheldon a Leonard en The Big Bang Theory). Esto puede manifestarse en decisiones unilaterales, sin considerar los sentimientos o deseos del otro.


Este tipo de dinámica es capaz de llevar a un ciclo de dependencia y resentimiento. Dejas de elegir para evitarte un mal rato con tu amiga. Eso genera un rencor interno que no puedes expresar. En una relación saludable, ambas partes deben sentirse igual de valoradas y tener la capacidad de dialogar para llegar a acuerdos.


Señal 2: falta de autenticidad


La autenticidad es fundamental en cualquier relación sana. Si sientes que debes cambiar quién eres (como lo hace un camaleón con su piel) con el fin de ser aceptado por un amigo, esa relación podría ser tóxica.


La presión para conformarse puede provenir de comentarios negativos constantes o falta de aceptación de tus elecciones personales. Estos no se encaminan a ayudarte a mejorar, sino que son burlas o desestimaciones.


Esta falta de autenticidad no solo afecta tu sentido de identidad; también, puede impedir tu crecimiento personal. Las relaciones sanas deben permitirnos sentirnos seguros al expresar nuestros verdaderos sentimientos y pensamientos sin miedo al juicio o la crítica.


Señal 3: negatividad constante


Si una amistad está plagada de negatividad, llega a drenar tu energía (como los dementores de Harry Potter) y afectar tu bienestar emocional. Esto puede incluir ignorar tus necesidades, menospreciar tus logros o un enfoque persistente en lo que te falta y no en lo que tienes. Así, te sientes desmotivada y triste. Ello puede impedir que disfrutes de los momentos con esa amiga.


En vez de esto, una amistad ha de nutrir y apoyar la vida de cada uno. Nuestras relaciones deben reflejar amor y alegría, no solo para nosotros, sino para aquellos con quienes interactuamos.


Señal 4: chantaje emocional


En amistades tóxicas, que una persona te haga sentir mal para obtener lo que quiere es una táctica común. Esto puede variar desde la culpa hasta el uso de la coerción para cumplir sus deseos.


En realidad, todos los seres humanos manipulamos de alguna manera, como el bebé cuando llora para comer o tu hermana menor al poner cara de gato con botas con el objetivo de que le hagas un favor. El problema es dejarse manipular perdiendo la dignidad y poniendo en peligro la libertad.


Esta manipulación puede afectar tu autoestima y tu capacidad de tomar decisiones independientes. En una relación sana, cada persona debe ser capaz de elegir libremente sin que la hagan sentir mal por eso.


Señal 5: ausencia de reciprocidad


La reciprocidad es la base de una amistad equilibrada. En una amistad tóxica, es usual que uno de los amigos siempre esté dando, mientras el otro solo recibe. Esto puede ser emocional, como buscar siempre apoyo sin estar disponible para ofrecerlo, o material, al esperar que cubras todos los gastos cuando salgan juntos.


Ojo, puede que uno de los amigos dé mucho en algún sentido, pero el otro compensa con lo que está a su alcance (como Chandler y Joey en Friends). Esa es otra forma de reciprocidad. Cuando esta falta, puede llevar al agotamiento y al resentimiento de aquel que siempre está dando. Toda relación debe ser un constante dar y recibir, donde ambas partes se preocupan genuinamente por el bienestar de la otra.


* * *


Suelo decir que uno debe tener una especie de hoja de Excel mental donde anotar lo que puede esperar. Según la evaluación constante de sus experiencias, de cada uno de sus amigos, así sabe cómo actuar. Es posible que necesites tomar decisiones difíciles, como establecer límites o incluso terminar la relación.


Recuerda que no hace falta lastimar a nadie para sanar, basta colocar a cada uno en el lugar que le corresponde en esa hoja mental: el amigo para la fiesta, para pedir y recibir favores, para confiarnos las cosas más íntimas… o aquel del cual conviene alejarse. ¡Priorizar tu bienestar emocional es un acto de amor propio que te permitirá cultivar relaciones más saludables y satisfactorias en el futuro!

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