¿Te ha pasado alguna vez que acabas de tener una pelea con tu enamorado y rápidamente coges el teléfono pensando a cuál de tus amigas llamar para contarle todo con detalles? Te suena familiar, ¿verdad? Es que a veces necesitamos escuchar un consejo que nos ayude a encontrar la fórmula para resolver la tremenda pelea en la que nos hemos metido. No creo que los chicos sean tan rápidos para contar este tipo de situaciones, pero tal vez, de una forma más relajada, también buscan consejo en algún amigo. La cuestión es que compartimos desde peleas, anécdotas e inseguridades, hasta miedos de la relación. El dilema, amigos, es que más de una persona puede aconsejarte sobre las experiencias que vas viviendo, propias de la vida de pareja, pero la pregunta es: ¿a quién escuchas?
Aprender a escuchar
Tengo que decir que, gracias a Dios, la mayoría de las personas que se me han cruzado en el camino con algún consejo han tenido la mejor intención detrás. Pero es muy importante entender que no podemos poner en acción todos los mensajes que recibimos. Hay que escucharlos con mucho cariño y humildad, sí, pero la palabra clave es “filtrar”.
Cuida tu corazón
No se trata de creernos autosuficientes, sino de cuidar nuestro corazón. ¿Por qué? Es importante que tengas en cuenta que cada una de esas personas te va a hablar desde su experiencia con relaciones, sea positiva o negativa, y van a utilizar para aconsejarte criterios que no necesariamente están alineados a tus ideales de vida. Por eso, ¡cuida tu relación! Aprende a discernir los consejos que quieres acoger y los que no.
Los consejos familiares en el matrimonio
Ahora quisiera dirigirme a los esposos. Hace unos días, escuché sobre un estudio en Perú que indica que un gran porcentaje de divorcios son ocasionados por conflictos con las familias de los esposos. ¿Pueden creerlo? Es realmente indignante que el fracaso de un matrimonio pueda estar relacionado con las personas que se supone que son los que más te aman. Con esto no me refiero a que ellos sean los responsables…, ¡los responsables son los esposos!
Pensemos un momento. Nuestros papás siempre van a querer aconsejarnos, porque es lo que han hecho desde que nacimos. Cuando éramos niños, nos han dado indicaciones guiándonos en cada cosa que hacíamos. Lo ideal es que, a medida que el hijo va creciendo, esto va disminuyendo progresivamente, para que aprenda a tomar decisiones solo y madure. Pero…, ¿qué sucede cuando esta disminución progresiva no se da? Nos comprometemos, nos casamos, y papá y mamá no se dan cuenta de que su función ya no es dar indicaciones. Su único rol es rezar por nosotros, y dar un consejo cuando como esposos se lo pidamos, o cuando vean un peligro inminente.
Está claro que su intención es la mejor, pero, amigos…, ¡ustedes son nueva familia! Es muy difícil madurar y crecer como matrimonio, cuando seguimos haciendo lo que nuestros papás nos dicen.
Tres claves para manejar los consejos
Cuando pensamos en nuestros padres y sus consejos, debemos tener cuenta lo siguiente: nosotros contamos con la oportunidad de ser un matrimonio mucho mejor, porque podemos aprender de sus errores y sus aciertos. Aquí hay tres puntos importantes que debes considerar en relación a ello:
1. Pidamos consejo a nuestros papás sólo cuando sea necesario, y luego filtremos qué tomar y qué no, según los ideales de nuestro matrimonio.
2. Cuando los consejos vengan sin que ustedes los pidan, escuchen con cariño, y luego hagan un filtro más riguroso aún, porque puede tratarse de un tema que tú ya habías conversado con tu cónyuge, o que aún te falta conversar; entonces, toca respetar lo que ustedes ya habían conversado, o bien, tomar una decisión juntos.
3. Cuando los consejos de los papás se conviertan en indicaciones, hay que poner límites con amor y cariño. ¡No esperes a tener problemas en tu matrimonio por no saber poner límites a tu familia! Créeme: esos límites al comienzo incomodan, pero luego serán de gran alivio para su matrimonio, y también para sus familias.
Consejeros alineados con tus ideales
Por último, quería decirles que siempre tengan en cuenta sus objetivos de vida y como matrimonio al momento de filtrar consejos, sobre todo cuando se trata de decisiones grandes. Por ejemplo, para mí —por encima de su profesión— es muy importante escuchar a personas que utilizan criterios cristianos al momento de aconsejarme. Con esto me refiero a que puedo escuchar a una psicóloga muy buena profesionalmente, reconocida a nivel mundial, pero para mí es más importante que esta persona no sólo tenga en cuenta su experiencia, sino también criterios cristianos. Porque esto me garantiza que su consejo esté alineado con lo que busco para mi vida y mi familia.
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Espero que este tema pueda ser de mucha ayuda en su relación de pareja. ¡Qué Dios me los bendiga!