Encontrarse con la virtud de la castidad es como encontrar un tesoro. Lo quiero para mí, y quiero que otros lo conozcan. ¿Qué pasa si empiezas a descubrir el valor de la castidad estando en una relación donde no se vive esta virtud? ¿Cómo explicarle a tu pareja que a partir de ahora quieres vivir de esta manera?
Queremos decirte es que es muy normal que pase esto y que no estás solo. Sabemos que hablar de la castidad en pareja no siempre es una tarea fácil, más aún cuando la otra persona no comparte tu visión sobre esta virtud. Por eso queremos dejarte 4 consejos que nos ayudaron en nuestra relación.
1. Explícale qué es la castidad
Suena lógico, pero muchas veces damos por sentado que la otra persona sabe qué es la castidad. La realidad es que muchos la consideran como algo anticuado, que solo implica el rechazo y la represión de los deseos. Tienen la idea de que la Iglesia Católica habla sobre esta virtud como una forma de rechazo a la sexualidad y a las relaciones sexuales. Pero en realidad es todo lo contrario.
Por esto, lo primero que debes hacer es aclarar todas esas dudas y conceptos errados que ambos puedan tener sobre la castidad. La castidad es un sí al amor verdadero —y desde una mirada sobrenatural, un sí al plan de Dios—. No consiste en una serie de prohibiciones.
2. Hablar desde el amor y no desde el miedo
Una virtud se adquiere mediante la repetición de acciones buenas. Por eso, al ser la castidad una virtud, no puede ser explicada como si fuera a traer un mal a la relación por las renuncias que implica. Si se construye en base a acciones buenas, debe ser algo bueno para la relación.
¿Es fácil conseguir esta virtud? No. Pero tampoco es fácil despertarse temprano para trabajar, compartir una comida con alguien que lo necesita más que yo, o dejar a un lado el orgullo y pedir perdón. Pero sabemos que, al final, estas acciones traerán algo bueno.
Para despertar temprano se necesita la virtud de la responsabilidad; para compartir, se necesita la generosidad; y para dejar el orgullo, debemos ser humildes. ¿Y para las emociones y deseos sexuales? La castidad. No cometas el error de enfocarte en el pecado, el miedo y la vergüenza, sino en lo que se puede ganar con esta virtud. Aquí algunas preguntas que pueden ayudar:
– ¿Qué beneficios traerá está virtud a la relación?
– ¿Por qué la espera es importante para ambos?
– ¿Por qué creemos que las relaciones sexuales están reservadas para el matrimonio?
3. No impongas tus pensamientos
Jesucristo no nos obliga a seguirle. Nos hace una invitación, pero nootros decidimos si aceptamos o no. De la misma forma sucede con tu pareja. Más aún si ya se estableció un patrón en el que tener relaciones sexuales en el noviazgo es una forma de demostrar amor. Recuerda que la castidad es una decisión personal: no puedes elegir por esa persona. Si eres católico, apóyate en la oración.
4. Estrategias para aprender juntos
Si hay un mínimo de interés por parte de la otra persona y quiere descubrir más acerca de esta virtud, preséntale varias opciones:
– Si le gusta la lectura, lean juntos un libro sobre el tema.
– Si es más visual, busquen conferencias, cursos virtuales o videos en YouTube sobre el tema.
– Si es más de escuchar, hay podcasts.
– Si quiere una información rápida, busquen posts en Instagram.
Existen varias formas de conocer sobre el tema. Busca el formato que sea más cómodo para ti y tu pareja.
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Por último, les dejamos un consejo extra. Una relación es de dos, por lo que no es suficiente que una sola persona esté dispuesta a vivir la castidad. Para que la castidad funcione, ambos deben estar dispuestos a vivirla.
Recuerda que para más consejos sobre este tema puedes seguirnos en nuestra cuenta de Instagram: @sexualidadycastidad.