¿Quién no se ha imaginado casado, con un amor auténtico y para siempre? La mayoría de nosotros queremos tener esa historia de amor que hemos visto en nuestros abuelos, conocidos, o en las películas. Sin embargo, hay algunos errores que cometemos que más que acercarnos a esta realidad, nos alejan. Aquí te mencionamos algunos de ellos.
#1 Alimentar el deseo de casarse sin conocer a la persona con la que queremos hacerlo
Así es, aunque parezca ilógico, es algo muy común. Primero alimentamos el deseo de casarnos y luego buscamos una persona para hacerlo en lugar de proceder al revés. Es decir, primero encontrar a una persona y luego alimentar el deseo de compartir con ella nuestra vida a medida que la vamos conociendo. La cosa cambia, ¿no?
El matrimonio es un compromiso importante en el que nos entregamos por completo a la persona amada y no “un cuento de hadas o una fiesta soñada”. No se trata de saciar nuestros anhelos, sino de ver en la otra persona un proyecto presente, pasado y futuro. Es querer compartir lo más valioso que tenemos, es entregarnos.
#2 Creer que el matrimonio es como en las películas
Es un punto que ya hemos trabajado en otros artículos, pero debemos enfatizarlo. Aunque no lo parezca, la mayoría de nosotros tenemos un concepto idealizado de lo que es el matrimonio. Tal vez entendamos que no es todo color de rosa (eso ya es una ganancia). Sin embargo, puede que tampoco sea como lo venimos imaginando, más aun si hemos tomado como modelo lo que vimos en alguna película.
El matrimonio, más que una película romántica, sería más bien una de acción en la que cada minuto tienes que luchar, pelear, amar, y entregarlo todo. No es fácil: puede llegar a ser cansado, tedioso, pero también emocionante. Y a pesar de todo, cada día ambos deciden emprender esa nueva misión que se les presenta como un equipo.
#3 Creer que hay una persona destinada para ti
Dios te ha dado el regalo más grande de todos: la libertad. Eres libre, y como tal, puedes y debes elegir a la persona con la que quieres compartir y luchar toda tu vida. Dios no le impone a nadie una persona con quién estar, y mucho menos destina a alguien para ti: eso sería ir en contra de tu libertad.
Elegir la persona con la que te casas es realmente tu decisión y responsabilidad. Por eso, piensa muy bien si tu pareja es con quien crees que puedes crecer en el Amor verdadero y ser ambos cada día mejores.
#4 Querer copiar ‘matrimonios exitosos’
Qué fortuna si te ha tocado convivir y presenciar una historia de amor en la vida real. Pero ojo, ninguna historia se repite: cada una es única y diferente. No esperes exactamente lo mismo de tu matrimonio, sino busquen construir algo propio y nuevo.
Aprovechen, sí, esa oportunidad de estar cerca de otros para observar profundamente, preguntar y aprender. Conozcan las formas que les han funcionado para salir adelante, qué dificultades han tenido, qué problemas todavía tienen en el día a día, qué acciones les han ayudado a mantener la chispa encendida, etc. Siempre es bueno enriquecerse de los que ya tienen un camino recorrido en el amor real.
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Recuerda que la vida es aprendizaje. No te aferres a una idea. Confía y vive intensamente lo que tienes ahora. Y si llegas a conocer de verdad a una persona por la cual quieras darlo todo —aun conociendo sus defectos—, entonces sí, comienza a crear esa historia de amor única y real.
Con cariño
LOS NANDOS