Lo propio de toda ideología es asumir una serie de principios o ideas que no se cuestionan y buscar aplicarlas ciegamente a la realidad. Me parece que era Chesterton quien decía que asumir una ideología era como construir un ataúd antes de ver al muerto. Y cuando traen al muerto, si es muy grande, se le cortan las piernas para que entre; y si es muy pequeño, se lo estira.
En toda ideología siempre hay una primacía de la idea sobre la realidad, y la ideología de género no es la excepción. En este artículo, me gustaría que veamos brevemente por qué.
Ideología de género
La ideología de género plantea que, en lo que se refiere a la diferenciación sexual, nada hay que venga previamente dado, sino que el ser humano puede ser lo que quiera hacer con sólo desearlo. Para instalar esta idea fue fundamental que la categoría género reemplace a la de sexo, que tiene una fuerte referencia a lo biológico.
El sexo es algo que viene dado, algo que no se puede cambiar, ni siquiera con una operación. Por eso se busca minimizar su importancia o incluso descartarla del todo, usando en su lugar la categoría de género, lo suficientemente líquida como para ajustarse a los gustos e ideas más extravagantes. De hecho, la lista de géneros posibles no está cerrada, y puede ir en aumento.
Dos casos significativos
Es en esa persistencia de desconocer el dato biológico de cara a la consideración de alguien como varón o mujer, que se han presentado ya algunos casos que nos hacen ver que el muerto claramente no calza en el ataúd, por más que se haga grandes esfuerzos por hacerlo encajar.
#1 Stephen Wood
Un primer caso que podríamos mencionar es el de Stephen Wood. En el 2016, fue condenado por dos violaciones y varios delitos sexuales, pero durante el juicio alegó sentirse mujer para ser trasladado a una cárcel de mujeres, adoptando el nombre de Karen White.
Le dieron la razón, y al ser trasladado a la cárcel de mujeres, abusó de 4 de ellas a los pocos días de entrar
#2 Will Thomas
Otro caso sin duda significativo es el de Will Thomas, quien durante tres años compitió en el equipo de natación masculino de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos. Sin embargo, luego de ausentarse por un año, regresó en el 2021 a la natación pero en la liga femenina como Lia Thomas, integrándose al equipo femenino de natación de dicha universidad.
En este equipo obtuvo varias victorias, llegando incluso a ganar un campeonato nacional dejando en segundo lugar a una nadadora que había obtenido una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Tokyo. Esto obviamente generó mucho descontento entre varias de las nadadoras.
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A modo de reflexión final, hablar del género desde esta perspectiva no es lo políticamente correcto. Sin embargo, la corrección política no puede ser una excusa para no reflexionar a profundidad y con honestidad acerca de un tema tan actual.
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