Es muy habitual creer que, por estar casados, todo vale en la cama. Sin embargo, la realidad es que muchas veces nos surgen dudas acerca de si ciertas prácticas sexuales serán adecuadas o no. Y nos puede dar apuro preguntar. Entonces, ante la incertidumbre, dejamos de disfrutar, y nos enfriamos en la cama, pensando en si esto o lo otro estarán bien o mal. En este artículo te daremos algunos tips para escapar de esa incertidumbre.
Dos cuestiones importantes a considerar
Pienso que lo primero que debemos hacer —además de consultar a quien sabemos que nos puede ayudar a dilucidar bien— es eliminar la mentalidad del “blanco o negro”. Dejemos de pensar en modo “lo permitido o lo prohibido”, porque de esa manera solo acabaremos viviendo una sexualidad muy limitada, reducida a una serie de normas estrictas. Normas que no están escritas en ningún sitio, normas cuyo cumplimiento no nos está exigiendo nadie más que nuestra propia imposición.
La sexualidad conyugal no es un listado de cosas que sí se pueden hacer y cosas que no se pueden hacer. Vivirla así supone una visión incompleta, que revela que no la entendemos en absoluto.
Lo segundo es que debemos tener en cuenta que los hombres y mujeres no vivimos la sexualidad del mismo modo, y que, además, influyen mucho el momento, la vivencia, la educación y la sensibilidad de cada uno. No todas las prácticas sexuales son siempre oportunas ni convienen a todas las parejas. Pero lo que sí podemos decir para todos es que cualquier práctica sexual en el matrimonio va a ser legítima, moralmente buena, si conduce a la comunión, a la entrega completa (al respecto, pueden ver nuestro post 5 características del acto sexual pleno), alejando al mismo tiempo lo que pueda llevar a la búsqueda exclusiva del propio placer.
¿Cómo bailar acompasados? Nuestros 7 tips
Imaginad un baile en pareja. Para que la coreografía resulte exitosa, él y ella tienen que aprender a acompasarse. Aquí les dejamos 7 tips básicos para lograrlo:
#1 Aspecto exterior
Cuidar que sea atractivo y deseable: desde la ropa interior, el aseo, el cabello, o el perfume…, hasta cualquier demostración afectiva como la ternura, las miradas, las palabras, el abrazo, las caricias.
#2 Los preliminares
Cuidar la preparación. No son optativos, sino que la mujer los necesita para vivir una gratificante cercanía emocional y disfrute del placer sexual.
#3 La finalidad
Los preliminares, aunque sean imprescindibles, no son la finalidad: son preliminares para la unión.
#4 Abiertos a la vida
La comunión, la unión, es completa si está abierta a la vida. Es decir: se puede hacer todo lo que ambos deseen —con excepción del sexo anal—, siempre y cuando él acabe eyaculando en la vagina. Si no es así, el acto sexual no es completo.
#5 Evitar humillaciones
Cualquier cosa que pueda humillar al otro nunca va a ser buena. Como decía antes, no todo vale a todos, ni todo conviene a todas las parejas. Necesitamos saber lo que el otro desea: es importante hablar de sexo juntos, contar lo que a cada uno le gusta o no le gusta, para evitar encontrarse en situaciones incómodas.
#6 El placer
No es un fin, es un fruto. La finalidad de la unión física es la entrega total: sólo así el placer tendrá sentido. Es como el baile de la música: si está, mejor, pero sepamos que lo importante es con quién bailamos.
#7 Evitar la rutina
El amor es creativo. Esto requiere escuchar y estar atentos a las necesidades del otro, no solo en la cama, sino en las cosas pequeñas del día a día. En concreto, la mujer pasa por muchos más factores que, en general, le influyen más que al hombre: preocupaciones, cansancio, lugar, ¡momento del ciclo! Esto es muy emocionante, nos hace estar vigilantes y activos en el amor.
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No nos limitemos a vivir una sexualidad de “lo permitido y lo prohibido”, como normas cerradas; en cambio, vivamos cada unión como especial. Y en ese camino increíble iremos madurando en lo espiritual y en lo afectivo, siempre juntos.
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