Así me pasó a mí. Cuando conocí a Daniel, nos volvimos súper mejores amigos. Teníamos una amistad increíble, hasta que, con el tiempo, empecé a verlo con otros ojos. Entonces, me cuestioné si debía decirle o no lo que sentía.
Una de las cosas que más me preocupaban era arriesgarme a perder su amistad, porque no sabía lo que él sentía por mí y si mis sentimientos serían correspondidos. Después de algún tiempo, he llegado a algunas conclusiones que quisiera compartir a modo de consejos o nociones previas a lanzarse a la piscina.
#1 Quien ha encontrado un amigo ha encontrado un tesoro
Una verdadera relación de amistad no debería romperse, pues está cimentada en la confianza y honestidad entre dos personas. Ambos cuidan ser totalmente transparentes con el otro. Ninguno pretende ser alguien que no es. Frente a esta relación tan sincera, ¿por qué sería raro que poco a poco uno de ellos vaya sintiendo que podría desarrollar una relación de pareja con el otro?
Una amistad verdadera no se pierde con el tiempo. Y aunque dejen de verse tan seguido o compartir espacios y tiempo juntos, se sostiene por lo real que es. Un verdadero amigo es un tesoro, y si ambos tienen claro eso, pase lo que pase, la amistad no se romperá.
#2 Sean amigos. Si es posible, mejores amigos
A veces queremos ir muy rápido. Conoces a alguien en una salida y ya sientes que algo más puede pasar. Poco tiempo después ya empiezan una relación y recién después se genera la amistad —o tal vez nunca—.
Definitivamente no existe la fórmula perfecta para iniciar una relación, pero sí creo que siempre será mejor darse un buen tiempo para conocerse, para ser amigos de verdad, para no aparentar ser alguien que no somos.
La persona con la que quieres empezar una relación debe ser alguien con quien tengas confianza, a quien puedas recurrir cuando más lo necesites y, sobre todo, que con quien haya un entendimiento mutuo en situaciones difíciles. ¡Qué mejor que sea un buen amigo! Puede ser beneficioso invertir un poco más de tiempo en esta etapa.
#3 Sentimientos, pero también decisiones
Si ha llegado el momento en el que te sientes de una manera diferente frente a la otra persona, considera y discierne tus emociones. Amar es una decisión, y en esta situación, implica ser sincero y decir lo que sientes y piensas sabiendo que podrías no ser correspondido. Claro está, sin dramas.
Es importante respetar lo que la otra persona te responda, pues tal vez nunca te vio con esos ojos, o no pensó en ti más allá de una amistad. Será importante que ambos tomen con madurez y respeto lo que se converse en ese momento, pues de eso también dependerá el futuro de su relación, ya sea que continúen como amigos o inicien una etapa de enamorados.
Bonus track: nuestra experiencia
Para contarles nuestra experiencia, yo me lancé a la piscina. Me moría de nervios cuando le expresé lo que sentía a Daniel. Él no se imaginaba nada de esto. Jamás había pensado algo así. Yo era su mejor amiga.
No pasó nada en ese momento, pero la amistad maduró. Y después de un tiempo, empezamos a salir. Construimos el siguiente paso de la relación y él también se lanzó a la piscina. No había duda del cariño que había entre los dos al ser mejores amigos. Este simplemente evolucionó de maneras distintas en cada uno y en etapas diferentes.
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Creo que nuestro mejor consejo es que se den el tiempo necesario para conocerse, hacer crecer la confianza y ser transparentes para poder ser buenos amigos antes de empezar una relación.
Para más consejos, recuerden que pueden contactarnos a través de nuestra cuenta de Instagram: @no_eres_tu_ni_yo.