En mi artículo del mes anterior hablé de los muertos vivientes emocionales y de cómo detectarlos y hacerles frente; es decir, de cómo identificar cuando un ex regresa solo por sus inseguridades, y no porque en verdad desea luchar por la pareja. Ante esto, algunas personas señalaron la importancia de no generalizar: podría darse el caso de que una relación que ha terminado reviva de las cenizas, más fuerte y saludable.
Esto es verdad, pero por eso mismo hay que saber distinguir entre una relación que está muerta, y una que simplemente se tomó un tiempo para darle perspectiva y crecer. Así como en las películas del género, cuando dos personas se reencuentran en medio del apocalipsis y el uno le grita al otro: “¡no dispares, no soy un zombi!”. Para esto, el presente artículo será un espejo del anterior, pero uno lustroso. ¡Veamos!
El motivo de este regreso está muy claro
Así como, en la ficción, ese amigo relata muy bien su camino de ida y vuelta a casa, la persona que quiere retomar la relación de una forma saludable te dará una buena exposición de las razones por las cuales estima que es importante concederle otra oportunidad. Es de esperar que te diga que considera que en ella ha encontrado su hogar, el lugar psicoafectivo por el cual vale la pena la lucha: “te amo, y estoy dispuesto a cualquier batalla por nuestra relación”. ¡Buena señal, puedes bajar el arma!
Los vivos vienen con nuevos aprendizajes, y con argumentos lógicos
Al igual que aquel personaje que vuelve para contar todo lo que aprendió en el trayecto, lo que mueve a este tipo de ex a buscar una reconciliación es que ha meditado en las causas de la ruptura y ha reconocido sus errores. Ha hecho su propio peregrinar interior y ha enfrentado sus monstruos. Por ello, no solo dará argumentos emocionales de por qué deberían volver, sino que también tendrá argumentos lógicos: “ahora sé que te quiero en mi vida, por siempre”, “eres la única persona con quien me veo formando una familia”, “aunque somos diferentes, tengo todas las ganas de hacer que esto funcione”. ¡Deja la escopeta a un lado!
No son lentos ni amenazantes
Si los walking deads son seres lentos y torpes, aunque violentos, los vivos se mueven con normalidad y no se ven agresivos. Asimismo, aquel individuo que regresa de manera saludable buscará darle el tiempo justo a sanar y dejar sanar, sin prisa pero sin pausa, fluyendo con la circunstancia. Su principal gesto será escuchar tus sentimientos y darte tiempo para tomar una decisión, que además respetará. ¡Bandera blanca!
El fin de los vivos es proteger a los otros supervivientes
No quieren comerse su cerebro, sino que quieren usarlo en equipo, para juntar voluntades y fuerzas, y así combatir al enemigo. Tal cual: cuando alguien quiere retomar una relación luego de una jornada personal de toma de conciencia, lo que va a procurar es entender las razones por las que terminaron y hacerles frente. No querrá que te olvides de sus errores, sino que deseará que sientas que quiere cuidarte a ti y a la relación de cualquier dificultad que los haya separado. Con fe, esperanza y amor. ¡Pásale una pistola, toma la tuya y atrinchérense!
La única forma de vencer a los muertos vivientes es formar equipos
En la mitología zombi, es difícil que un solo hombre puede derrotar a una manada de muertos vivientes. Del mismo modo, aquel ex que vuelve del pasado con buenas intenciones no te verá como su enemigo, sino como parte de su ejército. No querrá anular tu capacidad de decisión, ni te culpará solo a ti de la ruptura; al contrario, deseará que puedan unir fuerzas para derrotar las contrariedades que tanto daño les hicieron. ¡A darles bala ambos a esos monstruos que quieren devorarlos!
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Si esa persona con la que te costó construir una relación sólida y saludable —pues quizá no era el momento adecuado— ahora te habla de su voluntad de regresar, pero no a repetir las equivocaciones, sino a corregirlas, debes pensar que el walking dead no es él: son los demonios de cada uno. Si es así, tu ex nunca murió, sino que logró sobrevivir a su jornada de soledad y alejamiento, enfrentando la realidad sin miedo. Volvió más fuerte, sabio y dispuesto a escuchar. Tal vez no te respetó ni valoró en un inicio, pero su viaje lo trajo de vuelta porque se dio cuenta de quién eres.
No es garantía de que funcione esta segunda vez, eso es cierto —¡somos humanos!—, pero sí hay buenas señales: aquí los cadáveres que hay que enterrar son los egoísmos que los separaron, y hay que cerrar esa etapa dura pero necesaria para crecer. No será regresar a una relación muerta; más bien, se trata de una relación que se dio tiempo y distancia para juntar experiencias y voluntades, a través del amor. Si es un reencuentro y no la reanimación de un muerto, entonces vale la pena intentarlo.
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