“Quien siembra vientos, cosecha tempestades”. Este refrán popular nos viene como “anillo al dedo” (nunca mejor dicho en esta ocasión) para compartirte nuestra experiencia como novios —o enamorados—, y cómo este tiempo en el que aprendimos a conocernos nos ayudó años más tarde a construir una relación, ya como esposos, capaz de superar las adversidades. Si estás atravesando un noviazgo que apuesta a perdurar, o quisieras que así sea cuando conozas a la persona indicada, estos tips podrían serte útiles. De lo contrario, ¡mejor contar con un búnker bajo tierra para cuando aceche el vendaval!
1. Comprométanse en serio
Vamos a poner las cosas claras desde un principio. Posiblemente conozcas parejas de novios que llevan una década juntos y no se animan a dar el siguiente paso, o por el contrario, algún amigo o amiga que frecuenta a otra persona, pero tiene pánico de reconocerlo como su novia/novio. Esto muchas veces ocurre porque la cultura dominante escapa a una palabra hermosa y desafiante: el compromiso.
Si verdaderamente quieres lo mejor para ti, procurarás construir relaciones auténticas basadas en el bien tuyo y del otro. Y si es así, tendrás desde el comienzo claro que el noviazgo no es una institución pensada “para siempre”. No es un “contrato de tiempo indeterminado”. Por el contrario, es un tiempo de preparación para algo ulterior y más perfecto, que es el compromiso definitivo entre dos que se aman y se donan a sí mismos para procurarse mutuamente el bienestar. En casi todas las culturas lo llamamos matrimonio.
2. Vivan cada etapa a su tiempo
Bien entendido, el noviazgo debe ser una etapa de “entrenamiento”, de “preparación”, y por lo tanto, comporta el desafío de probar periódicamente la madurez del vínculo que nos une. Por eso es necesario que ambos se atrevan a “testear” la capacidad propia y del otro a vivir un amor de entrega, con sacrificios, con responsabilidades y más.
Por ejemplo, nosotros nos conocimos en unas vacaciones y vivimos un noviazgo a la distancia por más de dos años. Entonces decidimos que, si de verdad queríamos madurar en nuestra relación para algún día casarnos y vivir bajo un mismo techo, primero debíamos aprender a “ser novios” en una misma ciudad.
Fue una decisión muy importante, que implicó mucha entrega, pero sabíamos que habíamos superado una etapa y si de verdad queríamos apostar por esto debíamos animarnos a vivir la siguiente.
En el matrimonio, muchas veces nos toca tomar este tipo de decisiones, como, por ejemplo, la de ser padres. La gran diferencia es que ahora las decisiones siempre son “hasta que la muerte nos separe”.
3. Háblense desde el corazón
Quizás lo han escuchado antes, pero pocas cosas son tan importantes en una relación de pareja como la comunicación. Ambos deben aprender a construir un ambiente de sinceridad y franqueza para decirle al otro lo que pensamos, sentimos y deseamos.
Si existe un marco de honestidad entre ambos, serán capaces de corregir aquellas situaciones que los incomodan y “pulir” ese aprendizaje continuo de “ser uno” con la otra persona —y sus circunstancias.
4. Conozcan sus debilidades y fortalezas
El haber conocido en profundidad al otro en su relación conmigo, pero también su entorno familiar, amical y también en soledad, nos permitió darnos una noción cabal de sus virtudes y defectos. Es cierto que la relación en pareja es un “misterio” que vamos descubriendo paulatinamente, y no podemos esperar saberlo todo del otro el día que tomamos la decisión de casarnos. Pero sí podemos aprender a asistirnos mutuamente.
En nuestro caso, Jimena detesta la cocina; en cambio, Ezequiel siente que esa tarea le relaja. Él es capaz de vivir con un mínimo nivel de orden general, pero ella necesita que todo esté prolijamente ubicado en su lugar y listo para cuando haya necesidad de usarlo. Estando casados, Jimena disfruta de las cenas exquisitas que prepara su marido, y Ezequiel agradece cada vez que pierde de vista algo porque ahí está ella para recordarle dónde está.
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Con estos sencillos consejos, y otros más, seguramente estarás en condiciones de construir una casa sobre roca que permanezca firme cuando arrecien las tormentas.