La sexualidad es una parte esencial del ser humano, por tanto, es de suma importancia transmitir a nuestros hijos una educación sexual desde una perspectiva plena: incluyendo los aspectos biológicos, emocionales, psicológicos y espirituales. Guiándolos a tomar sus propias decisiones para vivir una sexualidad sana, orientada hacia el amor auténtico.
Muchos piensan que la educación sexual entre los cristianos es básicamente nula, o que se aborda como un gran misterio, lleno de tabúes, como algo sucio o pecaminoso que se prohíbe y de lo que no se debe hablar. Me atrevo a decir que incluso varios cristianos distraídos lo pensarán así. Por eso quiero aclarar que la visión cristiana de la sexualidad es la más completa, profunda, responsable, íntegra, científica y hermosa que hay. Y justo así deberíamos transmitirla a nuestros hijos
Si no lo haces tú, alguien más lo hará
Los padres de familia estamos en una competencia constante con los medios de comunicación, el internet, el gobierno y todo tipo de educadores que buscan adoctrinar a nuestros hijos en ideologías contrarias a los valores cristianos. Es vital que estemos formados en estos temas para guiar a nuestros hijos y ser capaces de resolver sus dudas en un ambiente de confianza y formación constante.
La educación sexual comienza en la primera infancia
No tenemos que esperar a que sean adolescentes para tener “la conversación” sobre sexualidad. Es un tema que se educa todos los días desde pequeños, comenzando por el respeto al propio cuerpo y de los demás, protegiendo su privacidad y guiando en su cuidado. Resolviendo sus dudas con respuestas acorde a su edad, como fuente segura y disponible de formación permanente.
La sociedad enfrenta desafíos constantes
La actualidad nos reta a estar preparados para abordar con nuestros hijos temas sensibles en el momento oportuno, como las preferencias y disforias diversas, las relaciones sin compromiso, el uso de la pornografía, las enfermedades de transmisión sexual, los métodos anticonceptivos y la prevención de abuso. Todo desde una óptica de valores, respeto y responsabilidad hacia la dignidad propia y de los otros.
La perspectiva cristiana es fundamental
La doctrina cristiana enfatiza la dignidad inherente de cada persona, promueve el respeto por el cuerpo y la integridad de cada individuo, evitando la cosificación y explotación de cualquier persona; lo que llevará a nuestros hijos a vivir una sexualidad coherente, plena y feliz.
El núcleo es al amor auténtico
La educación sexual que se imparte actualmente en la mayoría de instituciones educativas, se aborda más bien como simple genitalidad con cuestionables y no tan eficaces métodos de prevención de enfermedades y embarazos “no deseados”, dejando de lado las dimensiones más profundas de nuestro ser y la visión íntegra de la persona humana. Mientras que el enfoque cristiano se centra en vivir la sexualidad desde una comprensión completa de nuestro ser y en relación con los demás, abordando también la parte emocional, psicológica y espiritual, con un enfoque en el amor auténtico, el compromiso, la responsabilidad y la donación.
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Educar a nuestros hijos, implica también guiarlos en la comprensión de su sexualidad; propiciando una comunicación abierta, en un ambiente de confianza y formación constante, para que nuestros hijos vivan su sexualidad de forma verdaderamente plena y feliz, según el plan de Dios.
Si quieres educar a tus hijos en sexualidad con visión cristiana y no sabes por dónde empezar, te recomiendo el libro “Abrazo de Amor”, de Rosario Laris; así como el curso de Teología del Cuerpo del Padre Daniel Torres Cox en Ama Fuerte.