Hace varios meses vengo meditando sobre el gran regalo que tiene el hombre de ser libre y de poder decidir. Sin embargo, también he reflexionado sobre la nuestra habitual incapacidad de usar bien ese don de elegir, o incluso, de ese sentimiento de ser plenamente libres.
A veces podemos ser esclavos de lo que sentimos, pensamos, consumimos o anhelamos; y esto me hace pensar en un libro que leí hace unos meses. Se titula El hombre en búsqueda de sentido, y fue escrito por Viktor Frankl. Mientras lo leía, pude darle respuesta a muchos de esos pensamientos que venía teniendo. Desde ya, te quiero invitar a que lo leas, pero en este artículo haré algunos spoilers de lo que me enseñó sobre la libertad.
La libertad nace en el interior
En su libro, Frankl afirma varias veces que la libertad es una moción interior. Y a mí me gusta pensar que se trata de un estado del alma; ¿cómo se explica esto? Te daré un ejemplo. Aparentemente, una persona que “disfrute” su libertad puede ser quien se mantenga de viaje, comiendo delicioso, use ropa exclusiva o seasumamente exitoso. Sin embargo, los altos índices de depresión, de ansiedad y de muertes causadas por suicidios son la prueba clara de que todo eso no satisface al corazón del hombre.
Un corazón libre es determinado por la capacidad que tiene el ser humano de revisar su interior y sentirse pleno, bajo cualquier circunstancia. Incluso si no se encuentra en la situación más anhelada; y eso me lleva al segundo punto.
Encontrarle sentido al sufrimiento
El hombre siempre estará expuesto a situaciones dolorosas o a sufrimientos, pero la actitud que tomamos hacía eso que vivimos determina muchísimo cómo los sentimos. Viktor Frankl, por ejemplo, estuvo en un campo de concentración en Auschwitz, y afirmaba lo siguiente: “Hay situaciones en las que a uno se le priva de la oportunidad de ejecutar su propio trabajo y de disfrutar de la vida, pero lo que nunca podrá desecharse es la inevitabilidad del sufrimiento. Al aceptar el reto de sufrir valientemente, la vida tiene hasta el último momento un sentido y lo conserva hasta el fin”.
La verdad es que suena muy lindo, pero sabemos que es complicado. Sin embargo, algo que nos puede ayudar es aprender a trabajar en el control de las emociones. ¿Cómo lograrlo?
La libertad está entre la emoción y la reacción
Frankl afirma que es normal tener todo tipo de emociones, pero que nuestra verdadera libertad está justo en la posibilidad de elegir qué hacer con aquello que sentimos. Y es justo así como podemos mostrar nuestra mejor actitud y rostro ante las adversidades de la vida. Y fue justo así como, por ejemplo, el cardenal Van Thuan, al igual que el autor del libro, fue capaz de estar encerrado por muchísimos años, sin perder el sentido de su vida.
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En fin: sé que es un tema que tiene tela por cortar, pero por lo pronto te quiero dejar con esos tres puntos para que te inspiren a la reflexión, y con la invitación a que leas este hermoso libro.
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