La amistad y la atracción mutua marcan una relación de pareja. Eso se traduce en intimidad, confianza, complicidad, cariño, cercanía… Son algunos conceptos de los que hemos hablado anteriormente, pero en los que conviene profundizar para que sean realmente una raíz profunda que haga tu relación más estable y duradera. ¿En qué se traduce la amistad en la pareja? ¿Qué características tiene? ¿Puede deteriorarse? ¿Cómo recuperarla?
¿Qué es la amistad?
La amistad es un vínculo profundo de admiración, aprecio y apoyo mutuo que surge entre las personas. Este vínculo proporciona una complicidad y un clima de confianza que ayuda a trabajar de manera conjunta de cara a un fin y a apoyaros el uno en el otro.
Además, ayuda a tener un mejor entendimiento en los momentos difíciles porque tiene en la confianza, en la fidelidad y en la estabilidad su punto de partida. Amistad es hacer cosas grandes el uno por el otro sin pedir nada a cambio. La amistad es desinteresada y eminentemente centrada en el otro.
Amistad en la pareja
La vida en pareja está también basada en una relación de profunda amistad, enriquecida por la atracción sexual y la estabilidad a largo plazo a pesar de las dificultades. La amistad en la pareja lleva a compartir intereses y aficiones, a reírse juntos, a vivir una vida de descanso en el otro, de “estar a gusto” sin necesidad de ser otro que tú mismo.
En la pareja, la amistad nos lleva a vivir una relación distendida y no forzada.
Amistad es complicidad
En la pareja tiene que haber complicidad, esa sensación de que nos entendemos, aunque a veces no nos digamos nada. Nos perdonamos sin tener que pedir perdón, porque partimos de la buena intención del otro. Nos agradecemos las cosas porque sabemos que el otro actúa con buena intención, pensando el uno en el otro por encima de los egos.
Amistad es complicidad porque el conocimiento mutuo es tan profundo que hay un entendimiento mutuo a pesar de los problemas o las circunstancias adversas.
Amistad es equipo
La amistad es tener objetivos comunes y trabajar conjuntamente para obtenerlos. Es equipo porque somos muy diferentes y precisamente por eso nos atraen las cualidades del otro. Y esas cualidades que no tienes y te atraen son las que te complementan para formar el mejor equipo juntos.
Es cierto que precisamente esas diferencias provocarán choques inevitables, pero os hará también mejores como equipo hacia vosotros mismos y de cara a terceros, sobre todo ante los hijos: su educación, su bienestar y su felicidad. Vuestras cualidades se complementan y les enriquecen dentro de la familia. La complementariedad y la lucha por un objetivo común son características de un buen equipo.
Amistad es aceptación
Conocerse es quererse con los defectos. Es aceptarse. Un equipo es consciente de las diferencias, y estas se aceptan luchando por un objetivo común. Es consciente de que habrá luchas y roces, momentos buenos y malos pero que supondrán un reto dentro de esta aventura maravillosa de la vida en pareja.
El día a día de una vida de pareja, los hijos, los vaivenes, las responsabilidades, etcétera, serán obstáculos que habrá que vencer. Pero esos obstáculos se vencen mejor juntos, basándonos en la confianza, en el conocimiento cada uno de sus cualidades y limitaciones, y en un clima de complicidad que solo puede conseguirse con la aceptación del otro.
¿Cómo fomentar la amistad?
Para fomentar la amistad es fundamental la comunicación, la confianza y el apoyo mutuo. Primero, la comunicación: hablar, hablar mucho las cosas de forma calmada y comprensiva. En segundo lugar, la confianza: porque solo partiendo de que el otro busca lo mejor para la pareja y no para sí mismo y solo partiendo de que somos transparentes el uno con el otro se puede luchar por un objetivo común. Y, en tercer lugar, el apoyo mutuo, como un equipo, que lucha por los sueños de los dos.
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La amistad es fundamental en la vida de pareja. Habrá que buscar formas de fomentarla, de crecer en confianza y en complicidad, en conocimiento mutuo y en revisar los objetivos mutuos para seguir luchando por ellos como un equipo. Eso sí, con la ilusión y el convencimiento de que es más fácil conseguir los objetivos juntos que cada uno por su cuenta.