(¡Alerta! En estos tips encontrarás muchas banderitas verdes). Se ha puesto muy de moda el hecho de alertarnos de las banderas rojas, de comentarios del tipo “amiga, sal de ahí”, “amigo, ahí no es”. Pero de lo que muy poco nos alertan es cómo aprender a identificar un noviazgo bueno, un noviazgo saludable, uno que nos suma y que no nos arrastra, de esos que te traen paz al corazón y a la vida.
Porque no todo noviazgo son banderas rojas: hay necesariamente otro que es saludable, que me hace feliz. Hay de aquellos noviazgos que no hacen daño, pero con los cuales no nos identificamos ni somos realmente libres de ser quienes somos con nuestra realidad.
Por ello, cada día es bueno preguntarnos: ¿Qué es lo que debemos esperar cuando queremos involucrarnos en una relación con otra persona? ¿Qué queremos vivir con ellos? ¿Cómo queremos ser cuando estamos con nuestra pareja? ¿Libres y felices? ¿O solo pretender llenar vacíos?
¿Te lo preguntaste alguna vez? Es importante comprender lo que es un noviazgo saludable, y hoy te daremos algunos tips que nos sirvieron a nosotros para descubrirlo, identificarlo y saber diferenciarlo.
# Respetar los derechos y autonomía del otro
Sobre todo, reconocer que el noviazgo aún no es un matrimonio, y que, por tanto, los derechos de ambos van muy por separado. Aún no son “una sola carne”, aún tienen derechos particulares como hijos y como hermanos en sus propias familias. Se deben a sus parejas, sí; pero no en la misma intensidad que en el matrimonio. Nuestra pareja nos debe respeto, pero no nos pertenece.
# Compatibilizar diferencias
Hay que saber agachar la cabeza, en el sentido de saber ceder cuando es necesario, para evitar agrandar el problema. La interpretación, según perspectivas, puede ser distinta para ambos, y marca muchas veces un hito de problema. Saber decir “perdón”, “no quise hacerte sentir así”, y “no fue mi intención” es mucho mejor que intentar tener siempre la razón. Pregunta y conversa si algo más no quedó claro. Comunica, no supongas.
# Reciprocidad
No esperar a que todos los días ambos se encuentren al cien por ciento. Hay días en los que nuestra pareja o nosotros mismos solo podremos dar un ochenta por ciento, y está bien, porque no todos los días se viven de la misma manera. La reciprocidad se trata de eso: más que saber dar la mano, es donar el corazón para entender y atender.
# Empatía
Es necesario conocer de nuestra pareja no solo sus virtudes y victorias, sino sus debilidades, fracasos e inseguridades. Y, conociendo su historia, ser capaz de ponerme en su lugar, con humildad y mucha paciencia.
# Promover el desarrollo personal, espiritual y profesional de ambos
El amor no es estático, siempre crece. Y, por amor, es necesario buscar lo mismo en nuestra pareja: que crezca en todo su sentido, jamás estancándola, si no animándola a ir a por más. De forma personal, ayúdalo a estar en paz consigo mismo; en lo espiritual, ámalo al punto de querer su santidad; en lo profesional, aliéntalo a alcanzar sus metas.
# Propósito de enmienda y mejora
No basta con discutir, arrepentirse y perdonarse; es necesario buscar la mejora de la relación. ¿Qué hemos aprendido de la discusión?, ¿cómo podemos solucionarlo para que no vuelva a suceder?, ¿qué hacer si vuelve a suceder?, ¿cómo nos hemos sentido con lo que pasó? Cada una de esas preguntas nos servirá para mejorar en pos de nuestra relación y su futuro.
# Distinguir la preocupación sana de la obsesiva
Sí: todos queremos saber cómo está nuestra pareja, y quisiéramos saber lo que hace 24/7; pero hay que buscar un punto en el que esto no nos consuma. Que nos preocupe su bienestar, no con quién está.
# Un amor que te elija todos los días
Todas las parejas son distintas y tienen sus diferencias. Pero es realmente saludable cuando, a pesar de esas diferencias, prevalece la decisión de amar hasta el extremo todos los días.
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Realmente, es muy importante que, desde la época del noviazgo, sepamos construir un vínculo sano, basado en el respeto y en la entrega recíproca, lejos del egoísmo y de los malos tratos. Estos han sido algunos tips que nosotros hemos descubierto y seguimos descubriendo en nuestra etapa de enamoramiento. Porque de eso se trata el amor: de construir, vivir y servir. Y, sobre todo, de aprender a alejarnos de lo que nos roba la paz. ¡Un noviazgo saludable se construye con personas saludables, empieza por ti!
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