Cuando se habla de usar métodos naturales para regular la fertilidad, muchas veces la responsabilidad termina siendo asumida exclusivamente por la mujer. Sin embargo, ¿es realmente un tema exclusivamente femenino? Es cierto que desde el Modelo Creighton insitimos en que el reconocimiento de los ciclos es una herramienta de conocimiento personal. Sin embargo, cuando los métodos naturales se usan para regular la fertilidad, constituyen una herramienta que es muy recomendable usar en pareja.
Usados estos métodos en pareja, se evita que la “carga” recaiga solamente sobre la mujer. Distribuida sobre ambos, la pareja puede tomar decisiones más libres y responsables respecto de su fertilidad. Aquí te dejo tres razones para vivir la fertilidad en pareja.
1. La fertilidad está en la pareja
La fertilidad humana solamente se da cuando se une un espermatozoide con un óvulo maduro. No puede haber fecundación sin la célula reproductiva del varón y de la mujer. Esta realidad biológica invita a la reflexión: no es que uno sea “más fértil” que el otro, sino que son ambos —de manera conjunta— quienes dan origen a una nueva vida.
La fertilidad no es producida más por uno que por otro, sino por ambos en la medida de cada uno. Por eso, la decisión de cuándo intentar tener un hijo —o abstenerse de hacerlo— no debería depender de uno más que del otro, sino de ambos. Vivir esta realidad de manera conjunta es una invitación para estrechar el vínculo que une a la pareja.
2. Ayuda a comunicarse y acompañarse de manera creativa
Si la responsabilidad es de ambos, será un deber conjunto llevarla adelante. Esta dinámica está especialmente presente, tanto el Modelo Creighton, como en los otros métodos naturales. Varón y mujer son educados en reconocer el tiempo de fertilidad de la pareja, que está marcado por el ciclo de la mujer. Es decir, la mujer reconoce su propio ciclo y su valor, a la par que el varón reconoce el ciclo de la mujer y el valor del mismo.
Esto hace que se abra un variado panorama que necesita de diálogos y acuerdos. ¿Cómo van a llevar adelante su preparación? ¿Asistirán juntos a los seguimientos? ¿Leerán juntos el manual? ¿Se consultarán mutuamente respecto de lo que van entendiendo? Sin duda, cada pareja tiene su manera de comunicarse, comprenderse y acompañarse; y la creatividad sorprende a la hora de llevar a cabo esta tarea juntos.
3. Permite un conocimiento más profundo del otro
Reconocer y asumir la fertilidad de la pareja —es decir, de ambos— es también una manera de educarse el uno respecto del otro. En el desafío de entender el funcionamiento de la fertildiad y el reconocimiento del ciclo, el varón conoce más profundamente a la mujer y la mujer al varón. Se trata de un ámbito que da pie a un mayor conocimiento del otro en distintos aspectos: el deseo sexual, la frecuencia de las relaciones sexuales, el anhelo de ser padres, etc.
Muchas parejas dan por sentado que ya conocen estas cosas del otro sin siquiera darse la oportunidad de irlas descubriendo juntos. Por razones culturales, presiones, o simples presunciones, a veces las parejas dejan de lados estos temas. La vida íntima de la pareja requiere diálogo y creatividad. Asumirla como tarea puede ser una oportunidad para seguir creciendo juntos.